EL MUNICIPALISMO
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En el año 1931 España era un país
de población rural que había agorado todas las posibilidades al alcance de la
Restauración Borbónica llamada, de Cánovas del Castillo. La crisis era tan
brutal que Alfonso XIII decide que es necesaria la regeneración política. Para
ello empieza por la base. Convoca unas elecciones municipales para los días 5 y
12 de abril de 1931. Unas elecciones que llevan trampa, es decir, que el rey
juega con ventaja. Se trata de unas elecciones a dos vueltas. El día 5 se elige
alcalde en aquellas localidades en las que sólo se presenta una candidatura.
Para el día 12 se realizan en el resto de España. Como en los pueblos lo que
abunda es el caciquismo (Costa) gana el voto monárquico. En las grandes
ciudades (que entonces no son tan grandes) ganan los republicanos. En conjunto, el resultado es una victoria
bastante abultada a favor de los monárquicos. Sin embargo, el día 14 se inicia
un proceso revolucionario que dará con un cambio de régimen y, consiguientemente
con el rey en el exilio.
Lo que iban a ser unas simples
elecciones para nombrar nuevos alcaldes, se transforma en una revolución que irá
implementándose y envalentonándose hasta llegar a la Guerra Civil (36-39). En
otras épocas se le llamó al periodo entre el 18 de julio de 1936 y el 1º de
abril de 1939: “Alzamiento, Guerra y Revolución”. Yo, personalmente, considero
(visto lo del Aragón Oriental) más acertada esta denominación. Lo hemos señalado
en otras ocasiones. Para el 15 de diciembre de 1937 el ejercito republicano ya
es un ejercito marxista. Así lo manifiestan los que vivieron La Batalla de
Teruel, ahora tan reivindicada por la izquierda, es decir, por los perdedores.
Pero el municipalismo del 1931 y
del 2015 tiene una cosa en común. Tal es que, acabadas las elecciones y
recontados los votos, no se sabe quien ha sido el ganador. Sin embargo todos
los partidos menos uno dan en señalar unánimemente que el perdedor ha sido el
PP. Y ahora como entonces resulta paradójico que, siendo el PP el partido que más
votos ha sacado, se le considere el perdedor. Parte de verdad hay en el aserto
dado que ha perdido, eso sí, buen número de Ayuntamientos, Comunidades Autónomas
y Diputaciones Provinciales.
El enorme complejo de la derecha
sobre el que ahonda la izquierda cada vez que les llama “franquistas”, ha hecho
que no se aprobara una ley electoral que trate sobre la segunda vuelta
electoral. Si hemos de apelar al pueblo, que el pueblo diga quien ha de
presidir un Ayuntamiento. Porque, lo que no es de recibo es el cocinado que se
hace tras las elecciones. “Intercambio de cromos” le llaman. El cocinado lo
practica la derecha y la izquierda y muestra a las claras que no se quiere
iniciar un camino de limpieza en la corrupción que atosiga todos los estamentos
de la política (Ciudadanos compromete su palabra).
Pero, sin embargo, lo que ha
ocurrido tras las municipales nos anuncia que estamos en manos de nuevos
cocineros. Cocineros cuya especialidad es “LA CLASE MEDIA A LA PARRILA”. De momento,
el Gobierno Central está poniendo un tapón para que el desbarajuste y el
endeudamiento no sea ya en los primeros días una sangría. Si para finales de
año, Las Generales, las gana la izquierda, hemos de ver cosas increíbles.
Porque hay partidos que se manejan estupendamente en el barullo y saben
acomplejar a la derecha de una manera fantástica.