JARQUE DE LA VAL
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Jarque o Exarque significa en árabe colono morisco y es un pueblo pequeño pero acogedor. Se sitúa alrededor del cerro llamado Torrejón, por delante tiene el río de la Val y por detrás y en lo alto, a Santa Quiteria en la Sierra de San Just. Muchas cosas llaman la atención del lugar y sin duda alguna, una de ellas es la iglesia en ruinas. Pero la torre ya está cubierta y con su veleta correspondiente y el resto del edificio apuntalado para evitar su deterioro, pues carece de tejado. Justo al lado de la iglesia se encuentra el Ayuntamiento, un edificio singular declarado BIC, de traza renacentista con tres arcos abriendo la lonja al exterior. Desde luego, es una de las casas consistoriales más sencillas y bellas de la provincia. El Calvario es de una abrumadora belleza por la composición de los peirones subiendo un cerro, no muy elevado, de caliza con plantas aromáticas cubriéndolo con flores menudas. Desde el Calvario se divisa, en lo alto, la ermita de Santa Quiteria. Esta ermita es tosca en el exterior, pues aquí si se puede decir con toda propiedad que está “batida por todos los vientos”, sin embargo, el interior, aunque sin ventanales se torna gótico y se ilumina dejando la puerta abierta, todavía no ha llegado la luz eléctrica. Otro espacio interesante son los viejos pajares, todos iguales y alineados, forman al sol rojizo de la tarde una estampa deliciosa. Tiene el pueblo casa de turismo rural muy bien restaurada y guardando el estilo arquitectónico del lugar. Desde lo alto de Santa Quiteria se ve la amplitud del valle o Val que ha labrado el río y como lanzados en sementera, los pueblos: Mezquita, Cuevas de Almudén, Jarque, Hinojosa de Jarque, Cobatillas y ya no se ve, ni alcanza la vista, al barrio de Santa Bárbara, ni Aliaga, por donde pasa el Guadalope o río de los lobos. En la vieja entrada al pueblo tenemos el lavadero, una fuente y dos ermitas, una de ellas hace de parroquia actualmente. Un poco más adelante damos con el centro multiusos y el bar, donde siguen parando cantidad de viajeros a almorzar. Ha facilitado el Ayuntamiento la construcción de unos silos para el grano, pues las tierras, aquí, son frescas y suele haber buenas cosechas. Los pastos son también muy buenos y dan un excelente queso, aunque la fábrica de los mismos no esté ubicada en Jarque. Es media tarde del 22 de mayo e iniciamos la subida al cerro para visitar a la santa. En un coche se sube la imagen cocida en cerámica roja, el jamón, el tomate y el pan para la merienda popular. Arriba y durante la misa se desatan todos los vientos de San Just, la fuerza es tremenda, pero la ermita, en otras ocasiones, ha resistido mayores furias.
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Plumilla de J. Monzón.
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