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miércoles, 23 de mayo de 2012

Mayo2012/Miscelánea. BARRIO MOTORRITO ( I I )

MASADAS EN EL ALTO ALFAMBRA
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El barrio llamado Motorrito, en el Alto Alfambra, constituye un modelo de población dispersa cuyo núcleo básico es la Masada o Mas. El propio nombre de este tipo de vivienda ya crea polémica, señalando algunos, que procede del latín “mansum”. Sin embargo, en un sentido más literal y próximo a la realidad cabría decir que una masada es también el pan que cuece una familia para una semana. La “masada de pan” da idea del poder de la explotación por el número de miembros de la misma. Muchas masadas tenían/tienen un horno y esto es fundamental en una economía cerrada. La masada nace con la Reconquista y con el tipo de ocupación del territorio que hacen los cristianos provenientes del norte peninsular. Allí donde hay una fuente se instala una familia de pastores, si la familia sobrevive se consolida una Masada y, más adelante, puede dar lugar  a un barrio o un pueblo. Son muchos los pueblos que tuvieron como origen una Masada, un Mas, una Torre o una Almunia o huerto. Estas masías (Motorritas) que nos ocupan tiene la peculiaridad de estar situadas en un lugar de pastos frescos de verano, por lo tanto, sus habitantes bajaban en invierno en trashumancia a Valencia y volvían entrada la primavera para pasar el verano en la fresca sierra. Se cuenta que Jaime I pasaba el estío en Mosqueruela (mosquera o lugar fresco a la sombra) al igual que hacían los pastores trashumantes. Los ganados (básicamente productores de lana) eran acosados por las alimañas, a su vez, había un miedo ideológico inoculado hacia los moros y todo ello, además, unido al sentido trágico de la vida predicado por la religión Católica, más allá del medioevo, que convertía la existencia en un valle de lágrimas, hizo posible y necesario la creación de un modelo de vivienda compacto y cerrado (Torre). La masada tenía lo imprescindible para vivir, no necesitando de los vecinos nada que no fuera más allá de las necesarias relaciones para el cortejo y la supervivencia generacional de la “Masada”. Para esto último existía el Bureo o fiesta que rodaba de masía en masía y que tenía por objeto la diversión y las relaciones humanas en su más amplio sentido. Una buena Masada debería tener de forma básica, vivienda para sus moradores: matrimonio, hijos, abuelos y hermanos solteros (donados); corral con al menos cuatro cerdos, gallinas y conejos; cuadra para las caballerías; teñada para la paja y el forraje; granero para guardar el grano y colgar embutidos y salazones… perniles, blancos, espinazo, abadejo, congrio, etc. y bodega para el vino y las patatas (la patata se introduce en Aragón en el siglo XIX por Hernández y Pérez de Larrea). Fuera del edificio lo más destacado era la fuente o pozo que daba de beber a personas, animales y regaba el “Cerrau” o Cerrada. Se le llamaba así por estar, la almunia, rodeada de una tapia de piedra seca para evitar que los herbívoros se comieran la verdura y las legumbres destinadas a los humanos. El resto lo debía de constituir el bosque (leña y madera para la construcción) la paridera y el prado (para el ganado) y las tierras de labor (para el cereal). Los masoveros son, todavía hoy, expertos buscadores de hongos, raíces, hierbas medicinales y aromáticas para los adobos. Podía el masovero, si era competente, dotarse de algún corcho y enjambrarlo con abejas silvestres para proveerse de miel. Los domingos (no todos) se cambiaba de “muda” y acudía toda la familia al pueblo más cercano a cumplir con parroquia. En los pueblos siempre se vio a los masoveros como gente distante, solitaria y hosca. La vida en la soledad de los montes, un círculo familiar tan estrecho y la rutina de los trabajos, hacía que estas gentes crearan su propio mundo interior cada vez más separado de los parámetros de conducta de los lugareños. Por ello los masoveros evitaban, conforme avanzaban en edad, bajar al pueblo y solo lo hacían en casos de extrema necesidad. El golpe más duro lo recibieron (los masoveros) entre los años 45 y 51 del pasado siglo, tras la segunda Guerra Mundial, cuando el Partido Comunista de España (PCE) crea una guerrilla llamada “El Maquis” que se extiende por las sierras turolenses y se avitualla en las masías. La Guardia Civil por una parte y El Maquis  por la otra hizo que muchos masoveros junto con sus familias se trasladaran a vivir a los núcleos rurales donde había mayor seguridad y apoyo de los vecinos.
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Obsérvese el abandono de la entrada y la ventana llena de telarañas.
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Aquí el "cerrau" o cerrada estaba junto al río. La tierra muy fresca necesitaba poco riego.
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Corral para el ganado y paridera en la misma Masía. Se trataba de crear un espacio lo más compacto y seguro posible.
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Mecos y vacas el el alto valle del río Alfambra.
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Monumento aragonés por excelencia, cuyo origen está en el Menhir.
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