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jueves, 10 de marzo de 2011

Marzo2011/miscelánea. Las Peñas

Teruel, tras la Guerra Civil (1936-39), quedó arrasada y su recuperación fue lenta, penosa y costosa. Mientras tanto la vida seguía y exigía, su tiempo de celebración festiva.
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"LAS PEÑAS"
( El formato actual, de la fiesta y de las peñas vaquilleras, nace en el periodo más duro del franquismo)
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Por Chusé María Cebrián Muñoz

 Tras la contienda, poco a poco, las Ferias y Fiestas de San Fernando fueron cediendo terreno en favor de Las Vaquillas que ya se estaban convirtiendo en unas fiestas populares y multitudinarias. Su gran atractivo lo constituía, junto a la llamada a los forasteros,  en el espacio de libertad que se abría en la ciudad esos días. El Régimen de Franco quería tener las cosas, atadas y bien atadas, y de hecho las tenía, sin embargo, había una parcela donde el control se le escapaba ó podía escapársele, se trataba de las fiestas patronales de algunos municipios. Desde el Régimen se alentaron las fiestas patronales y éstas a su vez, con su éxito irrefutable, constituían un instrumento de propaganda, muy eficaz. “¿Qué tal las fiestas del pueblo?... muy bien… hubo muchísima gente.” Efectivamente, en aquellos municipios donde las fiestas tenían un carácter más “popular”, el Régimen potenció, como forma de control, la creación de las “Peñas”. Éstas son agrupaciones espontáneas de personas diversas (interclasistas), cuya finalidad es organizar a la gente en la calle durante las fiestas. Las “Peñas” tratan del local de reunión, uniforme y escudo, charanga, orquesta y baile, bebida y comida de los participantes. Pasadas las fiestas, los “socios” se despedían hasta el año siguiente, sin más vínculo. Las “Peñas” no triunfaron por igual en todos los sitios, a saber: allí donde las fiestas eran por tradición eminentemente “populares”, por ejemplo Pamplona y Teruel, el desarrollo ha sido muy importante. Por el contrario, en las ciudades donde las fiestas han tenido un carácter más elitista, por ejemplo, el Pilar en Zaragoza, no han tenido mucho arraigo hasta la fecha. Las primeras “Peñas” que se constituyeron en la capital de nuestra provincia actuaban, en un principio y sólo en un principio, al dictado del poder. Al iniciarse las fiestas en Teruel, perfectamente uniformados, los peñistas desfilaban delante del Gobernador Civil. Éste daba el visto bueno y comenzaba la fiesta. Teniendo las “Peñas” un presidente ó responsable, el Gobernador quedaba tranquilo, pues en caso de alboroto se llamaba a capítulo a los presidentes de las peñas para solventar el asunto. Sin embargo, las “Peñas”, no fueron del todo útiles al poder pues pronto pasaron a constituir un contrapoder. Se convirtieron en "lugares opacos”, llenos de gente “diversa” que, amparados en la fiesta, el bullicio, la bebida y otras cuestiones empezaron a socavar el Régimen de tal forma que, de la mano de las “Peñas”, durante unos días se subvertía el orden establecido. Por ello, la mano de la autoridad era estricta a la hora de recuperar el orden, y con la traca final, las fuerzas de seguridad penetraban en la ciudad y de nuevo se hacían con le control de la calle. Pasó el Régimen, volvió la democracia, y las peñas han continuado y recuperado su camino inequívoco: la fiesta. La aparición de INTERPEÑAS, y de eso es un modelo Huesca, pretende aprovechar esa energía explosiva de unos días, para hacerla extensiva durante los 365 días del año.
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En el año 44, todavía se aprecia en el cartel, hay una cierta alegría de vivir. La Gran Guerra terminaría en el 45. No había comenzado el gran cerco económico a España, por parte las potencias europeas, para intentar hecer caer el Régimen de Franco.
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Las ferias y fiestas de San Fernando, en Teruel, eran muy populares. Eran años (del 45 al 51) de enorme penuria económica. Hasta el año 1951 en el que se firman los acuerdos con EEUU, el hambre que se pasó en España fue brutal. Enfermedades que habían desaparedido tras la Edad Media, volvieron a aparacer.