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domingo, 29 de julio de 2012

Julio2012/Miscelánea. TERUEL ( I I )

TERUEL
(II)
Por Pedro Pruneda
Sobre la puerta de la parroquia de San Andrés descuella su torre, cuadrilonga y almenada, remedo de las de San Martín y San Salvador, pero sin arabescas labores y sin el arco atrevido que tanto llama la atención en las otras. En esta iglesia descansan las cenizas de Don Antonio Sánchez Muñoz, obispo de Albarracín y Segorbe, miembro del concilio Lugdunense en 1274. La torre de la parroquia de San Juan parece haberse levantado sobre un torreón árabe, que con otros dos de la misma clase que se alzaban en el solar que hoy ocupa el ex-convento de dominicos, y otro derruido hace pocos años, llamado la torre del Redentor, formaban el punto más fuerte de Teruel, y ha servido de mansión para los caballeros del Temple y de fortaleza para la ciudad.
Afirma la tradición que la iglesia de Santiago ha sido mezquita árabe, y palacio de reyes moros en convento inmediato de religiosas de Santa Clara; y aún se añade que su torre sirvió de cárcel en tiempo de los romanos, y que en ella estuvieron presos, a su paso para Valencia, San Vicente Mártir y su maestro San Valero. Por lo demás, nada de notable tiene este templo, el más pequeño de Teruel, si no es un magnífico retrato de Antonio Bisquert, que fue el predilecto artista de los teruelanos en el siglo XVII, La iglesia más moderna es la de San Miguel, debajo de cuyo órgano se conserva el altar de San Jorge, que se supone haberse construido en el reinado de don Jaime I, así como un Nazareno  de bulto y de tamaño natural que se saca en las procesiones de Semana Santa. También se conserva en esta iglesia el retablo del retrato deleitado rey.
Es el Seminario un edificio de colosales proporciones, que se levanta erguido a un extremo de la población, y domina la vega que fecunda el Turia, desde cuya orilla, más que templo parece fortaleza. Edificole la opulenta Compañía de Jesús para que a sus asociados sirviera de vivienda; habilitose después de su extinción para Seminario conciliar, sirvió de ciudadela a los franceses al posesionarse de Teruel, y se ha destinado en nuestros días, durante la guerra civil, alternativa o simultáneamente, a parque militar y almacén de víveres y utensilios, a fuerte, a cuartel, a cárcel, que para todo bastaban su anchurosa iglesia y dilatados claustros. Con sobrada profusión se ostentan en sus altas bóvedas bien conservados frescos y múltiples adornos. Pilastras y columnas, capiteles y molduras, cuadros y estatuas, la nave y las paredes, todo aparece allí recargado de oro y colocado sin tino ni medida. Es el templo, suntuoso; pero carece de la sencillez y y severidad que deben resaltar en esta clase de construcciones. Con iguales elementos, un artista de gusto hubiera podido levantar un basílica grandiosa. En su conjunto y en sus detalles se observa que quien dirigió la construcción no poseía el sentimiento del arte cristiano.
Siete conventos hubo en Teruel, que unidos  la siete parroquias, componen un número de fundaciones religiosas hato excesivo, si se compara con el ámbito reducido de la población. No los mencionaremos todos,porque algunos han sido derruidos, y otros no ofrecen incentivo a la curiosidad del viajero ni al estudio del artista. Solo merecen mención el de Santa Clara, fundado por la reina doña Leonor en 1369, en cuya iglesia se ven algunos frescos de Vicente Vidal; y el de San Francisco, de arquitectura gótica, cuya fundación se atribuye a los Santos Juan de Perusa y Pedro de Saxoferrato.
Hay en Teruel dos establecimientos de beneficencia: la Casa de Misericordia  y el Hospital. La Casa de Misericordia se debe a la iniciativa del obispo don Félix Rico, que presidió la puesta de la primera piedra el 9 de febrero de 1798. Más antiguo es el Hospital, que fue en sus principios una casa dedicada para albergue de leprosos; una mujer caritativa la erigió hospital; Magdalena de la Cañada, que habiéndola habitado desde la niñez, y gobernado y servido con su persona y  bienes, solicitó de D. Alonso el derecho privativo, para sí y sus descendientes; el privilegio perpetuo de administración, y todos los derechos del hospital, cuya merced le concedió el monarca en Teruel a 16 de marzo de 1433. Fue el establecimiento propiedad de su familia hasta 1555, en que Mariano Martín Fillol, descendiente de Magdalena, lo vendió y cedió al municipio de Teruel. Tiene este edificio cuatro salas muy cómodas y ventiladas, en donde puede acomodarse con holgura ochenta o noventa enfermos.
Escasos son los restos que quedan de las antiguas murallas de Teruel. Toda se ha derrumbado o ha sido derruida por las nuevas edificaciones, a excepción de un trozo que se conserva junto a la puerta de San Esteban, y los dos torreones llamados el castillo del Ambeles y torre Lombardera. NI vestigios se ven del antiguo alcázar que está junto a la puerta de Zaragoza (vulgo del Tozal), y han desaparecido por completo las dos torres que flanqueaban la entrada, edificadas en tiempos de Pedro IV, y sobre las cuales flotaba la enseña o estandarte de la ciudad encaso de guerra. El erudito Cortés, diligente investigador de antigüedades españolas, afirma que la fábrica de los muros y torres de Teruel, sus magníficas puerta de grandes sillares, los aljibes de la plaza, y el derruido alcázar son restos de la dominación romana; pero no es más que una mera conjetura que no se apoya en ninguna lápida antigua, ni documento posterior que recogiera  aunque desfiguradas, las memorias de la tradición  En cuanto a los aljibes  no se sabe la fecha precisa de su construcción. (Crónica de la provincia de Teruel 1866)
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