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lunes, 30 de julio de 2012

Julio2012/Miscelánea. ELECCIONES DEL 5 Y EL 12 DE ABRIL DE 1931

LA LEGALIDAD REPUBLICANA
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Conforme pasa el tiempo, ciertas corrientes ideológicas no sólo se atreven a hablar de la llegada de la II República a España como un hecho legal y legítimo, sino como un proceso natural dentro de la ley y el orden de la Monarquía Española proveniente del régimen de Cánovas del Castillo. Los aragoneses hemos tenido, históricamente, una especial sensibilidad con la formulación de las leyes y con su aplicación. Desde que Jaime I mandara al obispo de Huesca Vidal de Cañellas, en 1247, la compilación de los Fueros de Aragón se ha tenido especial preocupación, en esta tierra, por los derechos individuales y colectivos. Los episodios como el de Antonio Pérez, secretario de rey Felipe II, ponen a prueba el respeto y la fortaleza de las leyes en Aragón, hasta tal punto, de poner en jaque al propio reino por defender a un individuo en sus derechos legítimos. La Carta de Manifestación conocida hoy como, Hábeas Corpus, es un precepto legal genuinamente aragonés. Tal Carta protegía el cuerpo del delito mediante un Justicia y una serie de cárceles (cárcel de manifestados) en las que se garantizada la inviolabilidad del preso y un juicio justo, sólo por la causa juzgada y por leyes anteriores a la comisión de delito.
A la vista de tan escrupuloso respeto por las leyes, regido y exigido, en Aragón desde tiempo inmemorial. Cabe preguntarse por los sucesos que trajeron la II República española. En primer lugar hay que decir que se convocaron unas elecciones municipales, es decir, unos comicios cuyo objetivo era elegir nuevos concejales de Ayuntamiento de los cuales saldrían los alcaldes correspondientes. El mecanismo de dichas elecciones estaba legislado, en vigor y que al comienzo de las mismas y no se impugnó dicho proceso por infringir tal o cual ley. Las elecciones estaban programadas a dos vueltas y en ellas participaron todas las fuerzas políticas (excepto el sindicato CNT). En primer lugar se procedió a la proclamación de concejales en aquellos Ayuntamientos a los que concurría una sola candidatura (5 de abril). Luego, el día 12 se votó en el resto. La toma de los Ayuntamientos sin proclamarse los resultados electorales y el hecho de que el gobierno de la II República no los proclamase nunca, de forma oficial, ni extraoficial, da idea de la magnitud del suceso, ya fuera de la norma y de la ley. Pero no todo queda aquí (digamos, en un gran pucherazo electoral) sino que se cambia de régimen político de forma abrupta-revolucionaria. Estas prácticas de los primeros días revolucionarios de la república, se fueron prodigando cada vez con más osadía. Se culmina el proceso de violentación de la ley y el orden con ocasión de las elecciones llamadas del Frente Popular, en las que el proceso fue más que discutible y los resultados se proclaman con el nuevo Gobierno ya en pleno poder. De ahí que ahora en España pase casi un mes desde las elecciones hasta que el nuevo ejecutivo tome posesión, el gato está escaldado. La llegada de la II República fue un proceso revolucionario (golpe de Estado) dado por las fuerzas políticas de izquierda que ya se habían juramentado en el Pacto de San Sebastián y tuvo su prolegómeno con la Sublevación de Jaca por parte de Galán y García Hernández. Con estos precedentes, ¿qué modelo de democracia podía desarrollarse? Pues está claro, los socialistas y fuerzas afines (anarquistas y comunistas, POUM, etc.) nunca vieron la república como un fin en sí, sino como un camino hacia la revolución socialista. Promovieron la guerra (Asturias) y la revolución (quema de conventos e iglesias, creación de checas, etc.,) en todo momento y ocasión. Acabada la guerra, Indalecio Prieto, huyó con el tesoro del Vita a México, vivieron un exilio dorado mientras el proletariado se pudría en los campos de combate de Europa. Todo acabó con el fallido intento de invasión de España por los Pirineos tras la II Guerra Mundial y la dispersión del Maquis por nuestro territorio. Una historia romántica, sí, pero dolorosa. Una historia que pretendía que el proletariado ocupara el poder y estableciera una dictadura. Vimos el doloroso ejemplo de la URSS y quedamos vacunados para siempre. España pagó un grandísimo coste. Aragón y Teruel fueron las zonas más castigadas. Anarcosindicalismo y colectivización de las tierras en el Aragón oriental, expolio de bienes artísticos, todavía sin devolver por parte de Cataluña. Batalla de Teruel, destrucción del 75% de la ciudad de Teruel (37.000 muertos). Expolio del casco antiguo de la ciudad de los Amantes por las brigadas mixtas que fueron, luego, fusiladas por los suyos en Rubielos de Mora.  Destrucción de Belchite. Bolsa de Bielsa...
La II República que apareció de forma tan abrupta y antidemocráticamente siguió su propia estela y la justifican, hoy, con el Golpe de Estado Militar de Franco. Endeble argumento…
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La España de los años treinta era un país mayoritariamente rural y poco poblado en comparación con otros estados de la Europa occidental. A comienzos de 1931, España contaba con 23.563.867 habitantes, con una densidad de 46,7 habitantes por kilómetro cuadrado. En 1930, el 43 por ciento de los españoles vivía en núcleos de más de cien mil habitantes. Es decir,  que en 1930, el 57 por ciento de los españoles vivía en núcleos de menos de cien mil habitantes.
En 1931, en los inicios de la Segunda República, aunque las elecciones a Cortes Constituyentes de junio de 1931 se realizaron por sufragio universal masculino, a las mujeres se les reconoció el derecho al sufragio pasivo, por lo que pudieron presentarse como candidatas.
Antes de la consecución de la igualdad en el sufragio, la gran paradoja era que la mujer pudiera ser elegida y no pudiera elegir. El Gobierno republicano había autorizado el 8 de mayo de 1931 que las mujeres (y los sacerdotes) pudieran presentarse en las candidaturas, pero el voto se postergaba a una futura discusión en las Cortes.
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ELECCIONES MUNICIPALES DEL 5 y 12 DE ABRIL DE 1931
En las elecciones del 12 de abril de 1931 no participan las mujeres a ningún nivel.
Se realizaron dos vueltas, tal como estaba previsto.
 En la primera vuelta no había que votar pues eran proclamados automáticamente aquellos concejales que se presentaban por el artículo 29. La primera vuelta se realizó el día 5 de abril y quedaron proclamados concejales aquellos candidatos que no tuvieron oponente. Es decir, cuando se presentaba una sola candidatura.
La  segunda vuelta se celebró el día 12 de abril en aquellas ciudades y pueblo donde el número de candidaturas fuera al menos de dos.
Los resultados son los siguientes:
TUÑÓN DE LARA (marxista) da: 22.150 concejales monárquicos y 5.775 republicanos. Esta cifra está en cuestión pues había que elegir 80.000 concejales en toda España.
Como la República nunca dio los resultados de las elecciones tenemos que referirnos a:
MANUEL ARTOLA.  Este historiador basándose en el Anuario estadístico de 1932 da como resultados:
Concejales monárquicos: 40.275 concejales.
Concejales republicanos: 26.563 concejales.
 Consecuencia, las elecciones las ganaron los monárquicos, y se instaló un régimen republicano de izquierdas que nunca dio los resultados oficiales de dichas elecciones.
La ocupación de los Ayuntamientos sin proclamar los resultados electorales (excepto en la primera vuelta que eran evidentes) se debe entender como el inicio de un proceso revolucionario en el que se vulnera la ley y los resultados electorales: así nace el fundamento de la "nueva" democracia.
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