La baraja la inventaron los chinos pues, se advierte, que ellos fueron los que inventaron el papel. En la península ibérica en varios lugares se fabricó papel y cartas de juego. En el sector nororiental de la península un lugar destacaba por la calidad del papel: El Matarraña. Es esta razón, de la calidad del papel, la que hace que Heraclio Fournier selle su proyecto con la fábrica turolense.
La llamada Baraja Española también tuvo su peripecia aragonesa y particularmente turolense. Esta baraja se fabricaba en el Matarraña hasta 1870, año en que compra la fábrica Heraclio Fournier y la traslada a Vitoria. Junto a la compra de la fábrica (Heraclio) también se hace (como era tradicional en la época) un matrimonio de conveniencia. De este matrimonio entre Heraclio y una turolense del Matarraña que sellaba el pacto de compraventa, todavía, hasta no hace mucho, venía a veranear una señora descendiente de aquel matrimonio, en el chalet de la Fuente Torán (ahora propiedad de una saga de farmacéuticos turolenses).
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