Antonio Caridad Salvador
Cuatro meses después, en la defensa de Monreal del Campo (Teruel) se distinguió Rafaela Francisca Latorre Latasa, que hizo frente a los carlistas desde el castillo. Fue, según Catalán de Ocón, uno de los principales terratenientes (ganadero que creó la Feria de Cedrillas) de la zona, “el genio y el alma de la audaz resistencia”. Posteriormente el gobierno le dio la Cruz Laureada de San Fernando y el derecho a llevar armas durante toda su vida. Y ésta se prolongó hasta 1855, cuando murió víctima de una epidemia de cólera-morbo.
Catalán de Ocón lo relataba así: "Se reunieron cincuenta hombres de ánimo esforzado, y encerrándose en un ruinoso castillo, se hicieron fuertes y plantaron cara al enemigo, que para ellos era formidable, por el número, la disciplina y la artillería. No arredraron nuestros héroes y Rafaela Francisca fue el genio y el alama de la audaz resistencia ya que armada de un trabuco y en una de las aspilleras de más peligro, a la par que alentaba a sus compañeros, aguardaba serena para disparar a los pelotones de los más osados que se pusieran al alcance de su arma. Y entonces, valiente y atrevida, sembraba la muerte y el terror entre sus adversarios, no desmayando ni un momento durante las 16 horas que duró el combate. Tantas pérdidas sufrieron los carlistas que tuvieron que abandonar su empeño..."
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