LAS EDADES DE LA HISTORIA
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La historia para su estudio se divide
en Edades y cada Edad comprende la forma de detentar el poder. La historia de
Aragón nace en la Edad Media. Nace con el reino de Aragón, antes condado
pamplonés, más Sobrarbe y Ribagorza. La Edad Media mantiene durante muchos
siglos la forma de poder/dominio feudal. En la Edad Media no hay Estado. Lo que
pasó en Aragón es un referente a nivel peninsular ya que hasta hoy día se
corteja su fórmula en las diversas autonomías. Efectivamente, cuando el rey accedía
al poder real debía jurar los fueros con una fórmula que se ha hecho famosa: “NOS,
QUE VALEMOS TANTO COMO VOS, Y TODOS JUNTOS MÁS QUE VOS…” Con ello quedaba claro
que el poder del rey era limitado y censurado por la nobleza. Así andaban las
cosas cuando llegó el Renacimiento. A España llegó con un poco de retraso, sin
embargo Fernando I de Aragón ya es un príncipe renacentista y Maquiavelo
escribiría, aunque tardíamente, “El Príncipe”, un libro que sentaría las bases
del ESTADO en la Edad Moderna.
Con Fernando I de Aragón se entra en
la Edad Moderna y poco a poco se va configurando el modelo de Estado actual.
Para lograrlo el rey (El Príncipe) tiene que revestirse de AUTÓRITAS, además de
la LEGITIMIDAD y la POTESTAS REGIA (ser
reconocido como rey). El rey tiene que ejercer su poder sin cortapisas y a tal efecto,
como hiciera Ramiro II de Aragón, va cortando “las coles que sobresalen”.
La segunda cosa que tiene que
conseguir es la posibilidad de intervenir en cualquiera de sus reinos (territorios)
por encima de sus fueros. Para ello el papado lo dota de un instrumento eficaz:
LA INQUISICIÓN. Y finalmente, la creación de una fuerza coercitiva capaz de
doblegar las banderías de nobles y señores. Un ejército estatal.
La aparición del estado moderno se
manifiesta de forma clara en Aragón con motivo de las llamadas “Alteraciones de
Aragón” en tiempos de Felipe II. La nobleza de Aragón pensó que sería capaz de
doblegar, apelando al poder territorial y a leyes feudales, el poder del rey, es
decir, del nuevo ESTADO.
El resultado es un desastre sin
parangón en las fuerzas defensoras del poder feudal. Ajusticiamiento del
Justicia Mayor (ya no sería jamás Justicia Mayor). La derrota militar y la
modificación de los fueros. Juan de Lanuza (el Mozo) señala antes de morir: “Traidor
no, mal aconsejado, sí”. Y todo por seguir (el juez medio) las directrices de la nobleza.
Comenzaba el fin de una nobleza
aragonesa cegata y prepotente que solamente miraba sus privilegios. Lo que
sorprende hoy es que, la progresía aragonesista, se mire en el espejo del feudalismo
medieval. Tampoco es banal el seguidismo que se hace desde todos los partidos (particularmente los estatales).
El 20-D volverán a llevar cestillos
de flores al monumento al justicia (Juan de Lanuza), pero no las llevaran la
nobleza ni los privilegiados. Llevaran las cestillas los representantes del pueblo
llano aragonés que sufrieron el despotismo de la vieja y rancia nobleza feudal
y que hoy se ensalza.
La Edad Moderna es el nacimiento del Estado, la Edad Contemporánea la del poder popular pero, parece que hay mucha gente que todavía no se ha enterado y añora el feudalismo.