Parasoles plegados en el paseo del Óvalo
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BARES...
¡QUÉ LUGARES!
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Los
bares, que lugares
Tan gratos para conversar.
No hay como el calor
Del amor en un bar.
Tan gratos para conversar.
No hay como el calor
Del amor en un bar.
Gabinete
Caligari
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De repente, nos hemos dado cuenta al ver los parasoles plegados en las aceras, de la importancia de cosas tan cotidianas y,
aparentemente insustanciales, como los bares. Integrados e indisolublemente
unidos al paisaje urbano solamente nos hemos percatado de su papel de
integradores sociales en dos circunstancias.
La primera, ya la habíamos detectado en los pueblos deshabitados. Desaparecido
el bar, el pueblo sucumbe. La segunda ocasión, la hemos comprendido ahora con
ocasión del Coronavirus. Allí donde su presencia no parecía peligrar, su cierre,
siquiera temporal, ha producido un gran hueco en nuestras relaciones personales
con amigos y conocidos. La apertura de
los bares, aunque sea a “medio gas” va a ser muy beneficiosa para que el pulso
de la sociedad vuelva a retomarse. El bar nos hace reconocernos a nosotros
mismos en los demás. Y, seguramente, en muchos de ellos, así como vaya
remitiendo el virus vaya apareciendo de nuevo la alegría de vivir.
Bar Andén
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Plaza del Torico
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