El Parador Nacional de Turismo de Teruel se instaló a las afueras de la ciudad, en la carretera de Teruel a Zaragoza. El edificio situado entre dos ríos, Guadalaviar y Alfambra, es una obra ecléctica, de autor, que refleja una síntesis de la arquitectura turolense con tintes historicistas. El emplazamiento es tranquilo y domina toda la vega del Alto Turia así como las "muelas" que la limitan. Desde él, y a pie, pueden hacerse un buen número de visitas y paseos sin contar con la muy especial de la ciudad mudéjar o ciudad de los Amantes. El viajero estará bien atendido y disfrutará de nuestro perolico de sopas, migas, jamón, conserva, trufa, quesos, longanizas... y si es la época buenas ensaladas de tomate y frutos secos y de temporada. Desde aquí se puede visitar Albarracín (una de las ciudades más bonitas de España), Cella (su pozo artesiano es de los mayores de Europa), Orihuela del Tremedal (con sus ríos de piedra), Mora Rubielos (castillo de los Fernández de Heredia), Allepuz (palacio), Cantavieja, Mirambel y la Iglesuela, etc. Un sinfín de pueblos entrañables que guardan sus más estimadas esencias en sus tradiciones ascentrales como el fuego (para San Antón), los tambores (Semana de Pasión), el falo (para san Juan) y los toros en todas las fiestas de la celtiberia. Son gente en principio cerradas, pues están siendo expoliadas por los robos, pero una vez hecha amistad te ofrecerán de corazón su casa entera. Teruel es, también, la ciudad de los Amantes. Primera historia de amor cortes de la Europa occidental en que los protagonistas mueren de amor puro sin que intervenga, ni la daga, ni el veneno. Por ello Teruel es un punto de atracción y de referencia permanente en los temas amorosos. La ciudad mudéjar, también la llaman y no sin razón, aunque el modernismo no le va a la zaga. En Teruel se puede disfrutar también del barroco aragonés, de arte renacentista y de magníficos edificios modernos que han recibido varios e importantes premios internacionales.
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