Desde el siglo XVII hay una reacción del pueblo frente al poder de la Iglesia que se manifiesta en la construcción de ermitas de dominio popular. Esta tensión se ha mantenido hasta el día de la fecha y son muchos los litigios que se han generado. En ésta de San Cristóbal de Villalba Baja queda claro que la ha construido el pueblo, aunque bendecida por la Iglesia.
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