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viernes, 18 de mayo de 2018

Mayo2018/Miscelánea. MARXISMO-LENINISMO-ESTALINISMO-TROSKISMO-POPULISMO


EL OCASO DE LAS IDEOLOGÍAS Y EL PRINCIPIO DEL POPULISMO
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Las  religiones, dicen unos, son intrínsecas al ser humano. Los evolucionistas, sin embargo, mantienen que aparecen como una necesidad evolutiva de cara a la supervivencia. El polo esencial y sustancia estuvo y está en la India y a medida que éstas fluyen en ambas direcciones del planeta se hacen más sincréticas. La religión no deja de ser, en cualquier caso, una “ideología”, una creencia que conforma una doctrina para guiar al hombre durante su estancia en la tierra (el libro del cristiano). La antigüedad u origen de la religión no se podría precisar con exactitud, pero si nos atenemos a las civilizaciones primitivas más florecientes, cumplen muchos milenios. Hay religiones que son emanentes, esto es, que nacen del mimo cuerpo social y aún de la naturaleza misma. Por el contrario, otras religiones son reveladas (la cristiana, por ejemplo) conocemos a Dios porque Él se nos ha dado a conocer. Unas son apostólicas, propagandistas, dan a conocer la verdad revelada (Musulmana, Cristiana); por el contrario las hay que forman una unidad indisoluble con su pueblo como la Hindú o la Judía (Israel es el pueblo elegido por Dios). Un elemento sustancial y básico de todas las religiones es el rito que las entronca con los primitivas prácticas mágico-simbólicas.
Así pues, hoy día, las religiones siguen teniendo vigencia pese a que algunos pensadores las hayan dejado finiquitadas: DIOS A MUERTO.
¿Hay un ocaso, pues, de las ideologías? Parece ser que sí, tanto en su fórmula religiosa como en la profana o secular. El Marxismo (Materialismo Histórico), que pretendía un nuevo orden social a escala mundial está tan decapitado que sus líderes actuales renuncia a pronunciar la palabra marxismo o comunismo. Las corrientes populistas pretenden hacer un refrito/sofrito de los puntos esenciales de las ideologías sustanciales afines y generar fórmulas de “fácil digestión”.
Hay, si se quiere, un nuevo Dios emergente: La Ciencia. Ésta, está dispuesta a satisfacer todas las necesidades humanas. ¿Todas? Bueno..., casi todas. Fijémonos en una en concreto: la reproducción humana. Estamos tocando el final de una revolución sexual que comenzó con la monogamia y, el comienzo, de otra nueva revolución sexual que nace en América del norte con el movimiento Hippie. A partir de ahora, la finalidad del sexo ya no será exclusivamente la reproducción, sino el placer. La Ciencia está creando grandes bancos  de material genético para dar satisfacción a las parejas infértiles o del mismo sexo. La revolución sexual del neolítico nos ha llevado a una superpoblación de siete mil millones de seres humanos y aún se espera que alcancemos pronto  los nueve mil millones de seres humanos en la tierra.
Si hace apenas cien años el Marxismo-Leninismo estaba en su apogeo y Lenin podía dar a la prensa "titulares" como ese que señalaba que, a pesar de todo, llevaban el viento a favor: “Cabalgamos sobre nuestras propias contradicciones”. Hoy, apenas queda el despojo del marxismo. Ha nacido el populismo. En marxismo-leninismo fue una consecuencia de la revolución industrial y está pensado/formulado para liberar al proletariado del yugo opresor del patrón y del capital. Lo óptimo hubiera sido aplicarlo en Inglaterra (RU) o quizá en Europa occidental que eran países industrializados, sin embargo, se aplicó en otros de base social campesina dando lugar a una desvirtuación de su doctrina. Sin embargo, el marxismo ha culminado su ciclo no por sus propios deméritos, sino por la sencilla razón de que el proletariado ha desaparecido. Es decir, ya no tiene objeto, pese a que, por el contrario, el capitalismo está cada vez más fortalecido.
Desaparecido el proletariado, la familia tradicional, el rol de los sexos, la práctica religiosa. La sociedad, al menos la occidental, se ha aburguesado y no quiere tener hijos. No completamos la “tasa de reposición” (crecimiento vegetativo, pirámides poblacionales invertidas) y estamos condenados a “permitir” la llegada de gentes de países menos desarrollados para hacer las tareas más ingratas. Esta recogida de mano de obra barata es una tarea que nos facilitan las ONGES.
Estamos en una sociedad de lo práctico y de lo inmediato. Y este cambio en las conductas es la que hace caer a los líderes. Robar en un supermercado, falsificar un currículo, no cubrir la seguridad social del empleado, manejar signos externos de riqueza que afrentan a las capas más desfavorecidas, ir a la política para enriquecerse, etc., son moneda diaria.
La iglesia que se mantiene firme en sus principios (celibato sacerdotal, por ejemplo) va perdiendo día a día “parroquia”. Pese a que, en la actualidad, es el cuerpo social con mayor coherencia y exigencia entre la teoría y la praxis. 
El terrorismo que ataca a la sociedad occidental tiene dos raíces una es religiosa (musulmana) como consecuencia de la caída del imperio otomano y las descomposición de su histórico territorio con base en Turquía, en pequeños estados. La otra raíz es ideológica, de naturaleza marxista que aprovecha los residuos nacionalistas de pequeños territorios para implantarse, es el caso de Las Provincias Vascas, en España (la Tercera Internacional estableció el derecho a la liberación de los pueblos oprimidos, resquicio por el que se introduce el llamado: Derecho a la Autodeterminación).
Si no estamos sujetos a un ideal es fácil que a todo le pongamos un precio. Y es aquí, donde el dios dinero se alza en esa dualidad que rige el mundo: La Ciencia y el Dinero.
En una sociedad con una progresiva pérdida de valores es el precio, el que da significado a las cosas: 600.000 euros es un escándalo. Pero, un vientre de alquiler está cada día mejor visto. Modos y modas que van evolucionando en una sociedad desideologizada y desorientada, es decir, sin que se tenga una meta y una ruta trazada para llegar a un fin.
Hoy, el Fin del Mundo se interpreta en dos claves. Una, armas de destrucción masiva y, otra, como consecuencia del súper-consumo, la súper-contaminación puede poner en peligro una biosfera hasta ahora habitable (aire y agua). Si antaño era el infierno lo más temible, ahora es el Cambio Climático.
Con todo este amasijo de ideas, seguramente, alguien pretenda crear un hilo conductor, una hilazón un germen de ideología sustitutoria que pueda orientar al hombre contemporáneo de alguna forma. Y es cierto, se intenta. La base de la nueva ideología ya no es el proletariado, sino una fórmula más genérica: LA JUSTICIA SOCIAL. Piensan que esta formulación permitirá un mayor recorrido en el tiempo. Lo problemático de esta formulación es que lo bienes que piensan repartir no están en sus manos, sino en la contraria. Días pasados, un diputado de la (CUP-Cataluña) lo dejó sentenciado: Primero repartiremos la riqueza y luego, estableceremos cuales son los adecuados métodos de producción. Como siempre en toda revolución se trata de cambiar una estructura por otra, saben lo que quieren quitar, pero no tienen claro lo que quieren poner. ¡Un problema!
El populismo quiere meter en la “túrmix” todos eso ingredientes para ver que sale: marxismo, evolucionismo, nacionalismo, liberación sexual, ecologismo, etc., etc. La otra parte le advierte: Los experimentos con gaseosa.
Si los protestante, ingenuos, llegaron a la conclusión de que solamente con la Fe era suficiente para salvarse, la Iglesia que es (Una, Santa, Católica y Apostólica) les respondió: LA FE, SIN OBRAS, ES FE MUERTA.
En realidad, estamos al principio o, por el contrario, estamos dando vueltas en círculo. El hijo quiere un móvil de esos que tienen multifunción pero, para conseguirlo, es necesario el DINERO.   Hoy los ideales (antaño el cielo) se consiguen con dinero. Estamos en el ocaso de las ideologías pero, la pregunta es, si podremos vivir sin ellas o estamos condenados a formular otras nuevas que den sentido a nuestra existencia.
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