Serían los años 90 cuando el alcalde
de Miravete de la Sierra nos dio una gran sorpresa. Se había encontrado en un
archivo del Ayuntamiento un libro que contenía los fueros más antiguos de
Aragón en lengua aragonesa o si se prefiere en romance aragonés. Era además, una
época de eclosión de regionalismo/nacionalismo aragonés (siempre muy tenue).
Así que, comenzaron las ediciones, los estudios… todo siempre en círculos
intelectuales muy limitados. Pero, con el altavoz de El Justicia de Aragón,
Emilio Gastón, en aquellas fechas.
Han pasado los años y aquellas alegrías,
aquellas referencias y aquel entusiasmo se a moderado mucho. Ahora se está más
pendiente del móvil que de cualquier otra cosa (en términos absolutos).
Los Fueros de Aragón, aparte de ser
un documento histórico tiene en sí, un valor intrínseco muy grande. Los especialistas
en derecho lo saben y el público, en general, debemos saber valorarlo en su
justa medida. Es nuestra historia. Es nuestro pasado. Es parte de la esencia de
nuestro ser aragonés. Los aragoneses, que somos muy racionales, sabremos
conservar y valorar este depósito de saber histórico que ha contribuido durante cientos de años a darnos carácter.
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