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martes, 14 de diciembre de 2021

Diciembre2021/Miscelánea. QUINTO CENTENARIO DE LA LLEGADA DE LA VIRGEN DEL MAR A ENCINACORBA

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QUINTO CENTENARIO DE LA LLEGADA DE LA VIRGEN DEL MAR A ENCINACORBA

No es una fecha menuda, celebrar un quinto centenario. Y, en este caso, el de la presencia de la Virgen del Mar en Encinacorba que, ineludiblemente, se cumplirá en el de 2022. El relato de la llegada de la Virgen a la villa procede de una rica tradición oral y, su consolidación y fijación por escrito, es obra del padre Jorge Faci Agud Carmelita de la Antigua Observancia (La Codoñera, 1684- Zaragoza 1774). El padre Faci se hace eco de esta singular advocación encinacorbera, en su libro, Aragón Reyno de Christo y dote de María santísima, a raíz de la construcción de una hermosa y singular capilla rococó (1767-68) en el primer tramo del lado del Evangelio dentro de la iglesia parroquial de la villa, entonces llamada de Santa María la Mayor y, ahora, parroquia de la Virgen del Mar.

Dos aspectos hay que destacar en la actual capilla. En primer lugar la talla de la Virgen. Una imagen gótica en alabastro policromado fechada a finales del siglo XIV y que ha descrito de forma singular el profesor Domingo J. Buesa Conde en el libro, La Virgen en  el  Reino de Aragón, Imágenes y rostros medievales. La presencia de tan singular talla siempre ha asombrado a propios y extraños y ha sido llevada a todo tipo de encuentros, manifestaciones, procesiones y, últimamente,  fue expuesta en la Expo de Zaragoza. La imagen está catalogada.

El segundo aspecto del que hay que hablar es el de la propia capilla. A tal efecto hemos publicado en el número 2 de Cuadernos de Encinacorba, un trabajo del profesor Carlos Lasierra Gómez. En esta ocasión el profesor y uno de los mayores expertos en arte sacro aragonés y, particularmente, de la comarca de Calatayud, hace una descripción detallada de la capilla. Cabe decir que Carlos Lasierra ya conocía la iglesia de Encinacorba a raíz de su tesis doctoral titulada: La arquitectura religiosa mudéjar en Aragón en el siglo XVI.

De cómo llegó la Virgen del Mar a Encinacorba lo relata de la siguiente manera el padre Faci haciéndose eco de la tradición constante de esta villa: “Por los años  de 1515 o siguientes hasta el de 1522 (en el que se perdió la isla de Rodas) venían siete caballeros de la religión de San Juan de Jerusalén a España, y embarcados padecieron una tempestad horrible, en que perdieron todas las esperanzas de salir a tierra por auxilio humano; en necesidad tan urgente acudieron devotos a aquella, que es Estrella del Mar, María Sa., cuyo patrocinio lograron luego”. Todos quisieron llevarse la imagen salvadora de la Virgen a su tierra y por esa razón apelaron a las suertes. Siete veces se sorteó y siete veces le tocó en suerte al comendador de Encinacorba, a la sazón Jorge de Sena. Pero, llegada la Virgen a Encinacorba, Jorge de Sena natural de la ciudad de Huesca, quiso también, llevársela a su ciudad. De nuevo se recurrió a la suerte y otras tantas siete veces favoreció la suerte a la villa de Encinacorba.

Desde entonces permanece la Virgen en la villa y se la dotó de todo lo necesario para el culto a saber: capilla, peana, joyero, indulgencias, novena, gozos, dance y, además, todo el pueblo canta, también, la Salve Marinera acompañados de la música de la famosa Banda de Encinacorba, una de las de mayor solera de Aragón.

Esperamos que este año próximo de 2022, sea fructífero en actividades en torno a esta conmemoración. El 500 cabo d´año, que diría mosén Ernesto Valenzuela, no es una fecha menuda.

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