MÁS MARICÓN QUE UN PALOMO COJO
Explicación de esta frase popular en EL BLOG: BURBUJA.
Casi todo el
mundo la conoce, pero muy pocos se han parado a pensar acerca de su
procedencia.
Hay que buscarla
en la etología, especialidad de la Biología que estudia el comportamiento de
los animales y luego, lo compara con el de los humanos.
Resulta que
todas las especies animales tienen una serie de códigos, de conductas, etc que
les permite comunicar su estado y su receptividad para el apareamiento.
Esto incluye
cambios físicos, en la conducta, segregación de hormonas, etc.
En el caso de la
paloma común de la mayoría de nuestras ciudades y pueblos, el cortejo del macho
comienza con un hinchado del buche que acompaña con una especie de coreografía
o baile que realiza alrededor de la hembra, al mismo tiempo que emite un sonido
gutural y que arrastra la cola por el suelo. Este ritual de apareamiento
culmina cuando la hembra se hecha en el suelo, se tumba delante de él
ofreciéndole la cloaca (donde está el aparato genital en estas aves), señal
ésta que el macho interpreta montándose encima de ella y uniendo a su vez su
cloaca, dando lugar a la cópula. Ésta suele durar apenas unos segundos, pero es
repetida varias veces por la pareja a lo largo del día.
Cuando una
paloma macho o palomo por un accidente, por una pelea con otro macho, etc sufre
la pérdida de una o de las dos patas, es decir, queda cojo, es un animal al que
le resulta prácticamente imposible caminar o desplazarse. Es un animal además
que probablemente está dolido, con lo cual hace casi lo único que puede hacer,
permanecer tumbado en el suelo, donde puede, y allí, esperar una muerte casi
segura. Sin embargo, el resto de machos de la bandada, no ven a su compañero
herido, ven a un animal de su misma especie que yace en el suelo casi inmóvil
de manera muy parecida a como hacen las hembras cuando se les ofrecen
sexualmente.
Las palomas son
unas aves que son sexualmente activas todo el año y la ciega biología de los
machos les lleva erróneamente a interpretar que ese individuo macho que está
herido en el suelo y que no puede moverse, es en realidad una hembra receptiva
a sus instintos procreativos.
Entonces reaccionan como lo harían ante una hembra real, se suben igual encima del desafortunado macho pateándolo e intentan aparearse de una manera compulsiva. Suelen participar varios machos por lo general, lo que acelera el final del desafortunado palomo.
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