SALDÓN
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Llegas a Saldón entre un mar de sabinas de un color sucio terroso. Cuando acabas las sabinas y se abre el campo a una enorme vaguada de rastrojos, tienes enfrente a Saldón. La vista te lleva a la montaña bajo la cual se cobija, le llaman El Cabezo. Parece ser que el origen del pueblo estuvo allí, en lo alto, bien ventilado y mejor defendido, pero que después decidieron bajarlo más abajo, justo en la falda. El pueblo parece como sembrado, con las casas esparcidas como cuando se vierte un “zalpau” de grano para la sementera. Lo primero que encuentras son los pajares y la balsa con cuatro patos pacíficos sesteando en agosto. Luego vienen los corrales con esos pasadores de madera que nos recuerdan que hubo un tiempo en que no había robos y sólo era necesario sujetar la puerta. Viene el lavadero y luego las casas, algunas magníficas, dibujando la calle mayor y lamiendo la iglesia hasta el Ayuntamiento con lonja y espadaña. Aquí marca la hora la alcaldía y no la parroquia y se llama a Concejo o a apagar fuego con campanil. Las escuelas tienen su curiosidad, ahora sin niños. Están dedicadas a apartamentos de turismo, tienen bar y antiguamente fueron, también, “teleclub”. El “régimen” puso en cada pueblo una tele con dos cadenas, la primera y la segunda, a esto se le llamó “teleclub”. Vemos casas con portada de arcos aragoneses y una casona enorme que debe ser la del “Ministro”, bueno quizás quiera decir la del rico del pueblo. Recordamos que todos estos pueblos eran de la Comunidad de Albarracín y la tierra era comunal, excepto pequeñas parcelas. Cuando se hizo el deslinde de los pueblos, se puso la ley en el fuero y se estableció que la propiedad era: la del término municipal para el pueblo y el resto, “las mangas”, para Albarracín la mitad y la otra mitad a repartir entre todos, inclusa también, Albarracín. Esta doble inclusión, con el tiempo, ha originado problemas. Si dejas el pueblo y vas bordeando la ladera llegas hasta El Cabezo que se aprovecha ahora para colocar un poste de comunicaciones. Vuelves los mismos cuatro kilómetros de la ida y llegas a la carretera principal. Te incitan acoger un alcorce que en tres kilómetros te pone en Valdecuenca, pueblo de Juan Romero Alpuente y de Dolores Romero, grandes personalidades turolenses. Cruzando Valdecuenca llegas a Jabaloyas, más conocido como el pueblo de las brujas, que posee la única iglesia fortaleza que queda en Teruel (creo).
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Tras pasar, el mozo, dos años haciendo el Servicio Militar en Melilla, le escribe una carta la novia anunciándole que va a ser padre. El soldado, maravillado del suceso, dicen que respondió de esta guisa:
"Estoy henchido de dicha
y transido de emoción,
al ver que mi "picha" llega
desde Melilla a Saldón"
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Han recuperado como escudo municipal el sello que indicaba ser un Ayuntamiento Constitucional. ¡No está mal!
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CUARTILLA
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"SU USO ERA PARA CANJEAR CEREALES POR ALIMENTOS, CUANDO IBAS A MOLER AL MOLINO PAGABAS EN CUARTILLAS EN FUNCIÓN A LAS FANEGAS QUE MOLÍAS.
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LA MEDIDA REAL DE LA CUARTILLA INTERIOR ES DE 22x19x7 CENTÍMETROS.
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LUCIANO VILLALBA SORIANO 2006
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CUARTILLA ENTERA
MEDIA CUARTILLA
UN CUARTILLO"
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