En el tramo alto del río de la Val se encuentran las poblaciones de Mezquita de Jarque y Cuevas de Almudén.
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LA CRISIS
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Chusé María Cebrián Muñoz
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Fueron años de espigas doradas y el rey se hizo fabricar una mitra, un báculo y una carroza de oro. Encargó telas de seda y especias de Oriente. Trajo marfil de África, arquitectos y jardineros de Babilonia, danzas de la India y aumento el número de sacerdotes. Multiplicó su Guardia Personal para su mayor seguridad. Construyó una gran pirámide y una barca de oro para el día de su muerte y poder gozar de la vida en la otra orilla. Dividió su imperio en Satrapías y puso a cargo de cada uno de los territorios, gobernadores, jueces y funcionarios. Como las cosechas fueron buenas pidió dinero prestado a cuenta de aumentar los impuestos e hizo la guerra invadiendo territorios vecinos. Más llegó el tiempo en que se agostaron las cosechas, las plagas arruinaban las sementeras, las tropas de su ejército desertaban y las desgracias no parecían tener fin. La aflicción alcanzó a su pueblo y el faraón vio el hambre, las enfermedades y las revueltas extenderse como las arenas del desierto entre sus súbditos. Inquirió entonces a los sacerdotes estos, a su vez, escudriñaron en las estrellas y cada uno de ellos leyó un mensaje diferente en los mismos signos astrales.
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Desde hace unos 5.000 años la crisis, cada vez menos espaciada, ha sido una constante en el devenir de la raza humana. La crisis siempre nace cuando el sistema productivo hace aguas, es decir cuando desde la base de la pirámide dejan de fluir excedente en forma de impuestos. Entonces hay que recomponer el modelo ajustando los parámetros pero sin cambiar su estructura básica. Hay otros tipos de crisis evitables como las pestes o las guerras, en Europa llevamos más de 60 años sin guerra interna y la sanidad y los avances científicos han acabado con las pestes (pandemias). Sin embargo en el siglo XX se puso en práctica una vieja teoría para acabar con las incertidumbres de los mercados y las crisis económicas. Es decir, para acabar con el hambre y las injusticias sociales nació: EL SOCIALISMO. El socialismo parió dos hijos, el comunismo y el anarquismo.
El choque directo de estas dos grandes ideologías, el IDEALISMO (popularmente “Capitalismo”) y el MATERIALISMO HITÓRICO (popularmente “Socialismo”), dieron lugar durante este siglo a la guerra mas cruenta que se haya padecido durante toda la historia de la humanidad (II Guerra Mundial 1939-45) y a la "Guerra Fría" (hasta la caída del Muro de Berlín), en la que se fabricaron armas atómicas capaces de aniquilar a la humanidad un número indefinible de veces. Sin embargo, durante este siglo XX, de crisis tan fuertes, la humanidad creció tecnológicamente a un ritmo tan trepidante como no lo había hecho nunca: El hombre llegó a la Luna (nace la Era Atómica y la Era Espacial).
El socialismo en su forma más extrema, EL COMUNISMO, se instaló en Rusia y países satélites, China, Corea, Cuba y planteó el fin del modelo llamado capitalista para asumir una era infinita de PAZ, PAN, LIBERTAD Y JUSTICIA SOCIAL. Esta nueva era de la humanidad asumió los planes quinquenales dentro de una economía programada, la eliminación de banqueros e intermediarios y la elevación del Estado a la categoría de Dios todopoderoso que reúne en su seno todos los bienes y servicios. Asumió la supresión de las libertades individuales y de la propiedad privada, los millones de victimas producidas y las migraciones forzadas a Siberia, aceptadas sin crítica por intelectuales de todo el mundo como tributo necesario al nacimiento de esta nueva era (Machado dedicó un poema a Estalin). Todo este conjunto de disparates dio como resultado, tras la “Guerra Fría”, la caída del más grande de los mitos, después del de la muerte de Dios que había anunciado Nietzsche. El resto del naufragio es el socialismo democrático o “socialdemocracia” que aspira a recomponer el viejo sueño comunista mediante la subida constante de impuestos y el traslado o devolución de estos a la ciudadanía en forma servicios. Los liberales, la más directa referencia de la socialdemocracia, dicen por el contrario: “no me cobre usted más impuestos” que ya me buscaré y pagaré aquel colegio para mi hijo que me resulte más apropiado a mis interese y convicciones. Actualmente, el ciudadano que lleva a su hijo a un “colegio privado”, en menor medida a un “concertado”, paga dos veces el servicio: una al pagar los impuestos generales (IRPF) y otra, directamente de su propio bolsillo. Por otra parte, el cobro de impuestos va a estar más en la vía de los indirectos (IVA) que en la de los directos (IRPF). El IVA es más goloso, pues paga todo el que consume; el IRPF lo pagan los que trabajan, cada día trabajan menos.
La crisis en España tiene una dimensión mayor porque ha sufrido un efecto polivalente: Primero, la reestructuración industrial de nuestro sistema viene dada por la externalización de la producción a países del tercer mundo dada las crecientes subidas en el precio de la energía y en la mano de obra así como la fragmentación de la unidad de mercado y la burocratización legislativa (1 Estado y 17 Autonomías legislando a todo gas). En segundo lugar, la robotización de las cadenas de producción, desde la agricultura (maquinaria), minería (cielo abierto), industria (robótica). En tercer lugar tenemos un deficiente sistema educativo que produce mano de obra semiespecializada (licenciados) con escasa capacidad de intervenir y generar procesos de producción y control de esa producción en forma de derechos (patentes) para nuestro País. Tras gastar muchísimo dinero en formación apenas sirven para ofrecerse como mano de obra semi-especializada. Los marroquíes y subsajarianos emigran a España y los españoles a Alemania. Luego está nuestro sistema financiero que ha sufrido el efecto de la corrupción política en el seno de las CAJAS DE AHORRO y la explosión de la burbuja del ladrillo. Las CAJAS DE AHORRO han funcionado como un segundo presupuesto (oculto) para Comunidades Autónomas y Ayuntamientos y en ese caldo de cultivo han florecido obras absurdas (aeropuertos sin aviones, universidades sin alumnos) fruto del despilfarro. Sin embargo, a pesar de los 5 millones de parados, ni el Estado baja los impuestos, ni los sindicatos cesan en sus demandas. Todo lo contrario, el Estado pide más impuestos y más años de trabajo, retrasando la edad de jubilación.
Da la impresión de que la crisis no cesa y la gente se empieza a poner nerviosa. Nos gustaría tener una crisis, como el que tiene un catarro, que se cura en cuatro días con Frenadol. Sin embargo, esto va para largo y no hay perspectivas de mejora a medio plazo. Se podría asegurar, sin margen de error, que las crisis se van a concatenar cada vez en menor espacio de tiempo. Resulta curioso que las nuevas tecnologías (muy intuitivas) sean absorbidas con creciente facilidad por generaciones cada vez más jóvenes y despidan del sistema a profesionales que no han cumplido los 50 años. El diagnóstico del origen del problema no acaba de ser del todo certero y las medidas tampoco resultan convincentes. Europa nos condena al sufrimiento y los mercados nos dicen que no hacemos lo que debemos (“que no hacemos los deberes”). La “prima de riesgo” no deja de subir y el paro sigue aumentando. El panorama es desalentador. ¿Cuál es la causa de nuestros males? ¿Por qué a España especialmente? Nosotros que detuvimos a Napoleón, no aceptamos el chantaje de Hitler para entra en la II Guerra Mundial y fuimos el primer país de Europa en derrotar al Comunismo…? ¿Qué nos pasa ahora y por qué estamos sufriendo como el que más? ¿Qué país hemos formado? ¿Cuál es la calidad intelectual y académica de nuestra gente? ¿Por qué los ritos académicos de la universidad siguen siendo medievales? ¿Por qué con tantísimos títulos académicos no damos con la solución a nuestros males y así poder seguir creciendo y cenando en las terrazas de los bares, tan ricamente, como hacíamos hasta ahora?
Cuando una persona ha vivido más de cincuenta años en una sociedad que evoluciona tan rápidamente, no puede por menos que echar la vista atrás para ver cual ha sido la evolución de nuestro entorno y sacar alguna conclusión. Nosotros hemos visto cultivar la huerta de Teruel (remolacha, patatas, maíz, cereal, forrajes etc.) y ahora está llena de chopos. El secano ahora (curiosamente) es el principal cultivo, pero tiene que ser subvencionado. El precio del cordero (también subvencionado) se ha hundido, apenas quedan atajos de ganado ovino y la lana no vale nada. La minería se cierra irremisiblemente (sólo queda una mina subterránea en la provincia). Industria, propiamente, nunca tuvimos en Teruel y por eso no se pierde. Comercio y turismo son actividades complementarias: los restaurantes cierran los domingos (queja de los turistas). Teruel capital vive del funcionariado y los pueblos de la subvención y de las ayudas. La base de nuestra economía es pobre y sin embargo a Teruel no le va mal gracias a que tuvo que perder/emigrar casi la mitad de su población (años 60 y 70). Las zonas industriales de España son las que más han padecido la crisis. ¿Cómo es posible que un pueblo con tres alumnos tenga cinco maestros? ¿Cómo es posible mantener una casta funcionarial que baja de casa al garaje para coger el coche y aparcarlo a cinco minutos de casa y a cinco del trabajo? Sin sistema productivo, estamos viviendo como ricos… Nos están diciendo desde Europa que no pagan ni pagarán nuestros caprichos y que debemos espabilarnos, que no hay dinero para ociosos… Todo eso nos lo dijeron cuando entramos en el Euro, un amoneda que no es posible devaluar. Nos lo dijeron y no quisimos oírles, ahora ya es tarde, salir del club resultaría demasiado caro.
Pero esta crisis es una crisis (repito) de reestructuración del sistema productivo con el añadido de la incorporación de la robótica a la producción, la competencia de los países del oriente lejano (China e India) y del tercer mundo (Marruecos, Turquía). Los desajustes en la banca y un número de funcionarios difícilmente soportable. Veamos un ejemplo en la agricultura no subvencionada. En Cariñena, hace pocos años, había miles de vendimiadores para la recolección de la uva. Ahora tenemos máquinas vendimiadoras, prepodadotas, sulfatadoras, etc. etc. y el agricultor no lo duda, opta por la máquina al precio que sea. El obrero sólo crea problemas, también los sindicatos, los inspectores de trabajo, la asistencia social, los alojamientos, etc. etc. ¡Nada!, no hay como la máquina, se contrata a un precio y se echan cuentas a ver si te es rentable vendimiar, ¿qué no? pues ahí se queda la uva. Para la fruta que hay que coger a mano traemos subsajarianos y marroquíes mientras, la mano de obra parada de Andalucía, nos responde con el lacerante tema de las “peonadas”. El cereal es lo mismo, con la maquinaria actual en treinta días al año resuelves el tema. El precio del trigo dejó de ponerlo el mercado, con Franco, y no ha habido régimen político que lo haya dejado fluctuar libremente en el mercado. Qué la agricultura Europea es proteccionista… lo sabíamos y cuando España entró en la UE los agricultores se pusieron muy contentos. La agricultura se está comiendo los dineros que deberían ir a la investigación y con ello estamos hipotecando nuestro futuro. Brasil tiene todo el agua, el clima y el territorio para inundar los mercados de productos agrícolas, baratos. Esa agricultura la explotan/explotarán las multinacionales, como en el Ejido (España), y si nos blindamos a sus productos, las multinacionales sabotearan nuestros mercados. Gandi ganó la independencia de la India con una guerra comercial, nada de pacifismo y rezos. Estamos pues en un momento de crisis en la que lo que sucede en Brasil o en China nos afecta a los españoles inmediatamente. El mundo es un pañuelo.
En estas circunstancias es difícil hacer recapacitar a la gente y hacerle cambiar de conducta de la noche ala mañana. Lo cómodo es cambiar el sentido del voto y que otros políticos nos resuelvan el tema para volver a la opulencia pasada. Cuando el PP se encuentra que con sólo medidas económicas no se cambia, llega la crispación. La gente responde con: ¡Son peores estos que los socialistas! El niño caprichoso no ve satisfechas sus apetencias y, entonces, piensa darles a éstos, también, la patada. Nos queda optar por la guerra, pero la guerra hoy no es posible. Hitler optó por ella en 1939 (con el 22% de paro en Alemania) dentro de un régimen Nacional-Socialista en el que no había ya Dios y todas las esperanzas estaban depositadas en el Estado.
¿Qué hacer?... Pues, básicamente bajar nuestras aspiraciones, estudiar más, investigar más, e iniciar un proceso de convergencia con los países del tercer mundo en el que nosotros llevamos las de perder, momentáneamente, sobre todo de calidad de vida. Estamos viendo como se descoloca nuestra industria en dirección a Marruecos, Turquía, China, India etc. etc. ¿A quién se le puede ocurrir, ahora, hacer un polígono industrial? ¿Quizás a los de Alfambra? Seguramente hay gente desinformada y hay políticos e intelectuales que no trasmiten adecuadamente las ideas sobre los mecanismos mediante los cuales funciona hoy nuestra sociedad productiva. Tenemos una sociedad envejecida que necesita mano de obra en el campo de la asistencia social, pero si no hay dinero que fluya desde la base productiva, la asistencia la tendrá que hacer la misma familia porque no podrá contratar esa asistencia, ni el Estado la podrá dar, ni ayudar, mediante subsidios.
Volvemos al principio, al origen de nuestro modelo de vida que tiene ya más de 5.000 años y se basa en dos conceptos básicos: los impuestos y la guerra. En la base de la sociedad occidental está el sistema productivo. Este sistema genera los bienes y servicios con lo que se satisface la sociedad. Si el sistema productivo falla no fluye el dinero. Las sociedades tradicionales lo resolvían mediante la guerra. Actualmente hay que apretarse el cinturón hasta lo indecible. Suben los impuestos desproporcionadamente y bajan las prestaciones sociales. Ya hemos visto en los colegios las colas de padres pidiendo las becas: se acabo el gratis total. Por último, lo más sorprendente es el ejemplo que está dando un país comunista (maoísta) como China con el trato que depara a los trabajadores de su sistema productivo, desregularizando horarios, condiciones laborales, salarios, derechos básicos: al ocio, al descanso, al cultivo de nuestra personalidad intelectual y social… ¿Qué opinan de esto los sindicatos de clase?
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Allepuz es un pueblo singular y de muy buenas casas.
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Lo viejo y lo nevo.
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Tramo alto del río Alfambra, antes se le llamó también río Blanco.
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