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sábado, 16 de junio de 2012

Junio2012/Miscelánea. DE LA NACIÓN ESPAÑOLA

                                                                                          
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¿SON LOS CATALANES, ESPAÑOLES?
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Chusé María Cebrián Muñoz
Los catalanes pertenecen a la nación española por libre voluntad, puesta de manifiesto reiteradamente a lo largo de nuestra prolongada vida en común. Los catalanes, ni han sido conquistados ni sometidos por la Monarquía Española y han padecido, al igual que los demás pueblos del Estado Español, de las vicisitudes de nuestra historia, unas veces gratificantes y otras amargas.
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Casi a diario, vemos y oímos en los medios de comunicación la propuesta y el anhelo de muchos catalanes y vascos de independencia del Estado Español. Dejemos por un momento el caso vasco o de las llamadas provincias vascongadas y atendamos al caso de nuestros vecinos, los catalanes. Es importante que el resto de los españoles atiendan y entiendan lo que tenemos que decir, del asunto, los aragoneses, pues no en vano hemos formado parte de un súper estado creado en la Edad Media y conocido con el nombre de Corona de Aragón. Dicha Corona estuvo formada en un principio por el Reino de Aragón y los condados catalanes en proceso de unificación y finalmente sintetizados bajo el nombre de Condado de Barcelona. Tal es así que el rey de la Corona de Aragón se intitulaba de la siguiente forma: Rey de Aragón, de Valencia, de Mallorca, de Sicilia, de Nápoles… Conde de Barcelona, del Rosellón  etc. etc. El príncipe heredero de la Corona de Aragón se titulaba y titula de Gerona pero debía ser entronizado en la Seo de Zaragoza al igual que el rey. Siempre, en estos asuntos de Estado, se siguió la doctrina de Pedro IV El Ceremonioso que señalaba a Aragón como: CABEZA Y CASA DEL REINO. Esta doctrina se ha olvidado ahora, con ocasión del nombramiento de don Felipe como príncipe de Gerona, título, que quieren retirarle los independentistas catalanes.
En principio los condados catalanes son creados por la monarquía francesa con la intención de contener el empuje musulmán. El nombre de  Marca Hispánica abarca a todos los grupos que se establecen en la cordillera pirenaica. La unificación de los condados catalanes tiene una segunda parte que es aquella en la que el Conde de Barcelona don Ramón Berenguer IV, pretende independizarse de Francia. Para ello y a tenor de las circunstancias particulares del reino de Aragón se muestra este momento propicio en  el reinado de Ramiro II El Monje.
La muerte de Alfonso I El Batallador crea una seria crisis en el reino. Ramiro sale del convento y tiene que afrontarla. La solución es en síntesis la siguiente. Se crea y delimita la frontera con el reino de Pamplona, hasta ese momento inexistente. Se establece una alianza con el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV mediante la cual la hija de Ramiro II El Monje, doña Petronila, casará con el conde de Barcelona. Definitivamente, a partir de este momento, Aragón se va a inclinar por el mediterráneo.
EL MATRIMONIO EN CASA (DE ARAGÓN)
La formula del matrimonio entre Ramón Berenguer IV y Petronila, pactada y bien documentada, recibe este apelativo de (EN CASA) que no ha sido bien entendido por el resto de los españoles y que es vital para comprender el devenir de la historia. En esencia quiere decir que los catalanes con este casamiento se integran plenamente en la Monarquía Hispánica. Dejan de depender de los franceses y pasan a ser soberanos de su territorio y soberanos con Aragón: son desde ahora independientes por ser Aragón, soberano. Ramón Berenguer IV, el marido de doña Petronila, es príncipe de Aragón, quiere decir que, sin ser rey, pues el título lo ostenta la reina, de hecho es soberano. Es conde de Barcelona, pero bajo la protección del título de la Casa de Aragón es plenamente soberano de Cataluña. Pero, además, el pacto es tan sólido que se  establece en él que, si no hubiera descendencia de este matrimonio, cualquiera que ocupase el trono sería soberano de ambos territorios en el futuro: Aragón y Cataluña. Como hay suerte y se tiene descendencia en la figura de Alfonso II El Casto, la continuidad del pacto es total y definitiva, constituyéndose la famosa Corona de Aragón.
Resumiendo, los catalanes bajo el poder del conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV, se segregan de Francia y entran a formar parte de la Monarquía Hispánica a la que ya pertenecía el reino de Aragón desde Sancho III El Mayor de Navarra. Recordemos la división que hace de sus reinos el rey de Pamplona. El eje que funcionará en la política internacional es el de: Portugal- Aragón- Inglaterra. Un eje muy esclarecedor del temor a ser, los catalanes, reabsorbidos por Francia. Recuérdese que los ingleses dominan la Bretaña, hoy francesa (menos la isla de Jersey). Tanto Ramón Berenguer como su hijo Alfonso, al morir, dejaran la Corona de Aragón bajo la protección del rey de Inglaterra.
CONTINUIDAD HISTÓRICA
A partir de este momento los catalanes están cómodos en la monarquía española que es en esencia federal. Participan en las racias que se hacen sobre territorios musulmanes y se enriquecen con el comercio, marítimo, del mediterráneo. Los catalanes nunca perdieron la ocasión de hacer un buen negocio y por ello, finalmente, entran en el comercio de América en principio vetado para la Corona de Aragón. La estatua de Colón al final de las Ramblas de Barcelona así lo atestigua.
LA GUERRA DE SUCESIÓN
Con la entronización de un Borbón (Felipe V) en la Monarquía Hispánica es cuando los catalanes empiezan a sentirse un poco incómodos e incorporan a su acerbo político la bandera de los reyes de Aragón: “El Señal Reyal de Aragón”. Un símbolo al que no tenían ningún apego por ser el del rey de Aragón, pero que ahora patrimonializan por puro interés estratégico. Los catalanes siempre llevaron como bandera la enseña de San Jorge y así se muestra en el escudo de la ciudad de Barcelona. Tanto Ramón Berenguer IV como después Alfonso II, al hacer testamento, dejan sus estados bajo la protección del rey de Inglaterra. Quizás de ahí venga la figura protectora de San Jorge, tanto en Aragón, como en Cataluña.
CASA DE SABOYA
Otros muchos capítulos de la historia de España podrían comentarse como el famoso de la "Unión de Armas", sin embargo, citaremos sólamente en esta ocasión los que siguen:
Otro momento significativo se produce en el siglo XIX cuando, el general Prim (Reus, 12/12/1814), trae un rey de Italia tras el destierro de Isabel II. Se pretende colocar en el escudo de España las armas del nuevo soberano, Amadeo de Saboya, en lugar de las de la CASA de Aragón. Sólo el aragonés, Joaquín Costa, es quien se opone a ello.
CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ
Con ocasión de la Constitución de Cádiz, que ahora ha cumplido 200 años, los catalanes no muestran entonces, en el preciso momento en que se define la Nación Española, ninguna reticencia. Recordemos que las Cortes de 1812 se constituyen con los representantes que mandan a la ciudad libre de Cádiz, las Juntas de Defensa Nacional. No hay momento más patriótico en la Historia de España a tenor del título que se dan así mismas entas "Juntas".
DEMOCRÁCIA ACTUAL
 Ni con la constitución de 1978 hay ciertamente ningún problema grave. Se puede decir con toda rotundidad que los catalanes, en su conjunto, son españoles por propia voluntad. Tal voluntad ha sido reiterada a lo largo de la historia en numerosas ocasiones.
La actual constitución y la doctrina que acompaña al concepto de nación impiden la segregación de los catalanes mediante un referéndum particular (en el que participaran, sólo los catalanes). Es decir, la segregación solo tiene dos vías. Una es la guerra de independencia y la segunda un referéndum en el que participen todos los españoles. Lo dicho hasta aquí tiene igual validez para los vascos. Recordar que los territorios de América se hicieron independientes mediante la guerra y que los vascos están en guerra contra España en ese complejo mundo de terrorismo que dura 50 años.
El Estado Español consciente de las demandas de los partidos nacionalistas catalanes y vascos ha ido evolucionando hacia un modelo cuasi confederal que en nada ha satisfecho las apetencias de los más radicales que viven, sin embargo, a gusto bajo el paraguas español, pero que no sacian sus apetencias de poder. Un poder que no verán satisfecho si no logran la independencia.
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