Llegamos a Crivillén el domingo, 16
de mayo de 2021, a la hora de la misa. En el templo había, oyendo misa, en torno
a las 20 personas ( todos cristianos viejos). No es sorprendente dado el declive
poblacional que sufre el pueblo desde hace más de cien años. En el año 1900
había 960 habitantes y en la actualidad, año 2018, cuenta con 68 habitantes de
derecho. Las construcciones más significativas del lugar son, la iglesia de San
Martín, la ermita de San Gil y el edificio que alberga al Ayuntamiento. A la
salida del pueblo está el centro de Arte Contemporáneo dedicado al hijo
predilecto Pablo Serano. Allá, en las crestas que dan la espalda al pueblo se
encuentran los restos de un castillo y una ermita dedicada a Santa Bárbara. De
la Iglesia y de la ermita daremos cuenta en otro capítulo. Las calles son
estrechas y de trazado irregular que dan una apariencia de pueblo medieval.
Sobre el mantenimiento de las casas hay gran diversidad de ejemplos. Las hay
muy arregladas y otras en penosos estado. Por cierto, todavía se conserva
alguna con las paredes de tapial. En frente de la población hay una cantera de
arcilla que deteriora el paisaje y hace daño a la vista. Por lo demás, el
pueblo mantiene algunas estructuras básicas de la actividad tradicional: fuente,
zariche, lavadero, lonja… y otras infraestructuras se han perdido (herrería, matadero, etc.). El pueblo revive durante el verano
con sus senderos, sus piscinas y pabellón multiusos.
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