EL CAMBIO CLIMÁTICO
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Hay quien asegura que el “cambio climático” ya es un hecho incontestable. No seré yo quien lo niegue puesto que, cambio climático ha habido siempre, desde que la Tierra es Tierra. El clima ha ido cambiando a lo largo de la historia del planeta de una forma continua, a veces bruscamente, y siempre constantemente. Si el clima cambia de forma natural, para bien o para mal, nada podemos hacer. Pero la verdadera pregunta que debemos hacernos al hilo de los debates actuales y tal como entendemos que debe formularse la cuestión, a nuestro modo de ver, es la siguiente: ¿Se está produciendo una aceleración o deceleración en el cambio climático por la acción específica del hombre? ¿En que medida afecta al clima el consumo de energía fósil o la emisión de céfeces? Hay quien asegura que con los datos actuales difícilmente se pueden sacar conclusiones seguras. Sin embargo, las alarmas ¿interesadas? creadas por grupos conservadores han sembrado mucha confusión en la opinión pública y no han resuelto ningún problema. El deshielo de los casquetes polares y la elevación, consiguiente, de las aguas del mar en 6 metros de altura es una cuestión que puede resolverse con una operación matemática. Como resultó ser la cosa bastante desproporcionada se redujo la subida a 0,6 metros y en esas estamos. Digo esto porque los marjales o lagunas de aguas dulces situadas en la costa de Sagunto, ahora urbanizadas, se encuentran a nivel del mar si no es por debajo. La evolución del clima podría ocasionar la inundación permanente del marjal y el éxodo de sus habitantes. El marjal, actualmente, se encuentra entre dos barreras, por una parte la duna que lo defiende del mar y por otra una mota (artificial) que lo protege de las inundaciones periódicas y naturales, debidas a la gota fría. Para los que vivimos temporalmente, como los holandeses, por debajo del nivel del mar, nos interesa el tema del cambio climático de forma seria y sin alarmismos que no conducen a nada. De momento no vemos la amenaza de forma inminente, al menos, a simple vista, no notamos ni tememos por una inundación inmediata debida a la subida de las aguas del mar.
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