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DOMINGO GASCÓN Y GUIMBAO
(1845-1908)
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Nació en Albarracín y murió en Madrid.
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Miembro de la Real Academia Española.
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Miembro correspondiente de la de Historia.
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Desde el 10 de marzo de 1891 hasta el 15 de enero de 1901 elaboró, editó y distribuyó gratuitamente 23 números de la “MISCELÁNEA TUROLENSE” que compendia 532 páginas.
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Historiador, jurista, hombre de negocios y publicista.
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Cronista de la ciudad de Teruel.
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Fundó y dirigió el “Boletín minero y comercial”
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Como impulsor del “Regeneracionismo turolense” escribió un variado catálogo de temas locales.
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Su ideal: “se alzarán hornos y fábricas en abundancia; aldeas hoy miserables serán poblaciones ricas; habrá trabajo para todo el que quiera trabajar; afluirán gentes de fuera, porque resultará escasez de brazos (…), y el pueblo de Teruel, hasta ahora en un atraso forzado, se dignificará y podrá ocupar un puesto entre los más adelantados y cultos”
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EL REGENERACIONISMO
Como consecuencia de la pérdidas de las últimas colonias (Cuba, Filipinas…) en 1898 la mirada de los españoles se torna hacia el interior peninsular. Lo que aquí se observa es desolador, oligarquía, caciquismo, analfabetismo, etc. EL estudio del Censo Agrario dibuja un territorio con enormes extensiones de secano, pueblos miserables, escasa industria y desaprovechamiento de los recursos mineros. Joaquín Costa es el representante máximo de un movimiento (REGENERACIONISMO) que tratará de dar solución teórica a los problemas de España. Joaquín Costa sintetiza en dos palabras lo que pretende: “ESCUELA Y DESPENSA”. Durante todo el siglo XX los políticos, tanto de izquierdas como de derechas, apelan a Costa para justificar sus políticas. Primo de Rivera y Franco (los “cirujanos de hierro”) mantienen la misma política: edificación de grupos escolares en todos los pueblos y construcción de presas y canales de riego. Nadie en España lleva a cabo la cacareada “REFORMA AGRARIA” y la supresión de los latifundios de la nobleza, sólo en el XIX, se desamortizó al clero. Todavía en España oímos hoy, a menudo, voces pidiendo más pantanos, sin parar a considerar que, esta política, está ya agotada. En España no caben ya, ni más pantanos, ni más trasvases. Pasados cien años, hemos culminado irremisiblemente un ciclo.
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