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viernes, 10 de mayo de 2024

Mayo2024/Miscelánea. LA EDAD CONTEMPORÁNEA EN ENCINACORBA

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LA EDAD CONTEMPORÁNEA EN ENCINACORBA

Por Chusé María Cebrián Muñoz

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Comienza el siglo XIX con la llegada de Lagasca a Madrid, lugar que abandonará en el año 1823 para marchar exiliado a Londres durante toda la década ominosa. Vuelve ya, como el más importante botánico de Europa. En el año 1806 muere en Madrid Juan Antonio Pellicer y Pilares que sería durante el siglo XVIII uno de los más importantes escritores españoles (primera biografía de Cervantes o la edición comentada de El Quijote).

Con la invasión napoleónica comienza la Edad Contemporánea y a Encinacorba llegaran las tropas francesas causando grandes males. El paso del ejército francés  destruye la economía de la villa y, también, se tiene memoria de la destrucción de la ermita de Santa Cruz que vigilaba la entrada por el puerto. Dos anécdotas quedan de estos sucesos. Una es el suceso acaecido en la llamada habitación de los franceses, hecho luctuoso que se produjo en una habitación de la casa de la calle de la Amargura. Por otra parte, y mucho más tarde, se publicó un cuaderno de viaje de un soldado del ejército francés en que apuntó el nombre del castillo de Encinacorba con el apelativo de Sinascuevas que, sin duda, obedece a una falta de comprensión de la lengua española.

Por otra parte el siglo transcurría dentro de los parámetros seculares. La villa, en su origen, se entregó a los templarios, luego pasó a los sanjuanistas y para facilitar su poblamiento el maestre del Temple Pedro Arnaldo de Tarroga, otorga a los nuevos pobladores el fuero de Zaragoza. Administrativamente desde 1711 hasta 1833 perteneció al Corregimiento de Daroca. En el año 1833 con el decreto de Javier de Burgos se procede a formar Ayuntamiento (1834) democrático a la vez que se incorpora al Partido Judicial de Daroca. Pasa al Partido Judicial de Cariñena en el año 1911 y de nuevo en el año 1965 vuelve al Partido Judicial de Daroca. Desde 1834 adscrito a la Diputación Provincial de Zaragoza.

Este status quo  alcanzado durante siglos se rompe con las llamadas desamortizaciones. A Encinacorba le afectó la de Mendizábal porque incidió en las órdenes militares.

Estas son las principales desamortizaciones del siglo XIX en España:

Reinado de José I Bonaparte (1808-1813)

 Cortes de Cádiz (1810-1814)

Trienio Liberal (1820-1823)

 Desamortización de Mendizábal (1836-1837)

 Desamortización de Espartero (1841)

 Desamortización de Madoz (1854-1856)

A la encomienda de Encinacorba le afectó la desamortización de Mendizábal que comenzó en el año 1836 y que fue efectiva en la villa entorno al año 1842. Veamos como afectó la desamortización a la villa.

 Los “frailes poseían con el castillo, la iglesia (en el interior del castillo), el diezmo /primicias, aranceles y ocasionalmente herencias. Además de todo lo que competía a la función religiosa se quedaron con los pastos (La Pardina, pastos de verano) y con los bosques (La Prisca bosque de Encinas), también era de su propiedad el molino harinero situado en el río Huerva, el Horno de pan y la fragua (luciar las rejas y herrar los machos). De tal manera que todas las rentas que obtenían les permitían tener un “capitulo eclesiástico” bastante bien dotado (con hasta 19 frailes). Sus obligaciones pasaban por controlar el puerto del Alto de San Martín y si acaso, mandar expedicionarios a Creta, Rodas o Malta con el fin de luchar contra “el moro”. Así nace el relato del milagro de la Virgen del Mar.

Hay un monolito en el abrevadero de la fuente en el que se señala que en el año 1616 se eligieron dos jurados, seguramente para tratar de los litigios producidos entre ellos y, también, con los frailes (los jurados son Miguel Romero  y Miguel Ruan). Este privilegio de nombrar jurados, almutafazes y autorizar pesos y medidas en un privilegio concedido en el año 1336 por el Castellán de Amposta. La Castellanía de Amposta tenía su sede en Zaragoza en el palacio de la Zuda y tenía representación en las Cortes de Aragón.

Pero el siglo XIX fue muy convulso y los gobiernos de la monarquía española necesitaban dinero a espuertas. En esta tesitura se produjeron varias desamortizaciones la más extensa fue a los municipios y la más publicitada la de la Iglesia. ¿Cómo afectó esta desamortización a Encinacorba? Básicamente se les quitaron los bienes a los Sanjuanistas y se vendieron al mejor postor.

El fenómeno que se produjo fue un empobrecimiento de las clases populares (rentas agropecuarias) por el siguiente motivo: Los habitantes de la villa tenían por derecho de costumbre arrendadas tierras, pastos, bosques, molino, horno y herrería a los frailes. Ahora, los bienes de la Iglesia (frailes) pasaron a manos de particulares que los explotaban por sí mismos con la consiguiente pérdida de renta para la población. La desamortización castigó a las clases populares, sobremanera.

De esta manera la segunda parte del siglo XIX fue muy penosa para la población teniendo en cuenta que a esta merma en la renta se añadió el boom demográfico. Casi todas las casas de Encinacorba están divididas, tanto las habitaciones, como trujales, las bodegas, etc. Así que, en torno a los años 80 del siglo XIX muchos encinacorberos tenían que emigrar. Madoz señala que la provincia de Zaragoza es netamente migratoria (excepto la capital).

  En estas comprometidas circunstancias aparece un fenómeno que tuvo un éxito extraordinario y que ha perdurado hasta nuestros días. Se trata de la Banda de Música de Encinacorba (1880) que en el año 2030 cumplirá 150 años de funcionamiento ininterrumpido.

¿Dónde radica el éxito de la Banda de Música de Encinacorba? Pues en que se planificó como un complemento de la renta agropecuaria. Se ha dicho: “EN ENCINACORBA, EN CADA CASA UN MÚSICO”. Es decir, para que la banda tuviera su función social garantizada, cada casa debía aportar un músico y de esa forma la banda no era un órgano extraño al cuerpo social. Era, y es, el mismo cuerpo social del municipio.

También, a finales del siglo XIX, se introduce el cultivo del olivo recomendado en el diccionario Madoz. En este diccionario se señala que a mediados de este siglo el castillo todavía conservaba 6 torreones y 4 puertas y que “solo por el E. cruza el camino real de Madrid (gira por el humilladero). Se cita el molino de la Hoz en el Huerva, frente a la venta nueva.

A finales de siglo crece la devoción a la Virgen del Mar y proseguirá al siguiente. De este siglo son los Gozos a la Virgen, El Dance (1885) y la Salve Marinera.

El siglo XX comienza en Encinacorba con hechos contrapuestos, en el plano religiosos se escribe una novena a la Virgen y se obtiene del Papa Pio X las indulgencias solicitadas. La actividad del campo es cada vez más agrícola que ganadera y en particular la viticultura se verá afectada por una terrible enfermedad conocida como la filoxera que tiene el territorio en incertidumbre entre los años 1900 y 1909. La ganadería, antaño todopoderosa fue perdiendo pulso a lo largo del siglo XIX. Pero, lo que verdaderamente anima a Encinacorba es la construcción del ferrocarril, así que, terminadas las obras del túnel del Somport (1914), se tienen noticias en Encinacorba (1917) de mano de la familia de don José de la Casa y doña Blanca de que se va a construir el ferrocarril Caminreal-Zaragoza, pasando por esta localidad. A partir de este momento se reorganiza el tráfico y la carretera que pasaba por Encinacorba toma el camino de Paniza (puertos del Huerva y de Paniza), mientras Encinacorba se siente afortunada por tener el ferrocarril (a través del puerto del Alto). La compañía del Ferrocarril Central de Aragón inauguró oficialmente el 2 de abril de 1933 este nuevo ramal conocido como El Caminreal, que unió la línea Calatayud-Teruel-Sagunto con la estación de Delicias, en Zaragoza. Ocho túneles del ferrocarril pisan suelo del término municipal de Encinacorba.

Este ferrocarril dará nueva vitalidad al pueblo, la Banda podrá viajar a poblaciones más lejanas y a la villa llegarán muchos forasteros a trabajar en los ocho túneles de su término municipal. Habrá matrimonios mixtos y se ve la posibilidad de exportar vía ferrocarril el vino y la uva de Cribatinaja.

Nada más inaugurarse el ferrocarril, casi sin tiempo para asimilarlo se produce la Guerra Civil (36-39). Encinacorba queda en el bando nacional y es lugar de descanso de la tropa. Es admirable el comportamiento del alcalde al evitar muchas muertes, avisando con antelación a los implicados.

La cooperativa San Esteban.- En 1955 triunfó el asociacionismo, a raíz de una campaña lanzada por la Unión Nacional de Cooperativas. Por último, la Cooperativa de San Esteban de Encinacorba se constituyó con 80 socios que aportaron 20 pta. cada uno. Al principio se construyó una nave de 600.000 l. y en 1961 se realizó la primera ampliación. Al final de los sesenta la capacidad total era de 1.700.000 l. y el número de socios 222, que representaban el 96% de los propietarios de viñas del municipio. En la década siguiente las modificaciones fueron mínimas.

LA DESCAPITALIZACIÓN DEL CAMPO

Las cooperativas vitivinícolas (y otras muchas) nacen de una necesidad y de una carencia. La necesidad es la de pasar del trujal doméstico a una instalación que ofrezca más garantías de elaboración, mantenimiento y venta del producto. La carencia es la descapitalización del campo. El agricultor tiene sus tierras, generalmente heredadas, así como los aperos de labranza. Dinero tiene poco o nada. La solución era, pues, agruparse formando una cooperativa. El Estado acudió a cubrir la necesidad y se fomentó esta manera de organizarse. Para darnos cuenta de lo que hablamos diremos que en la Cooperativa de San Esteban de Encinacorba en el año 1955 cada socio pone una cantidad de dinero estimada en 20 pesetas. ¿Mucho o poco dinero?  Trasladando ese dinero al año 2019 tenemos que, 20 pesetas de 1955, equivalen a 6,78 euros (1.128 Pts.) del año 2019 (El año 2020 todavía no tenía IPC cuando hicimos el cálculo). Hemos hecho la traslación según el IPC acumulado y con la fórmula del INE.

Resulta, hoy día, ridículo, que para formar una “empresa” que garantice la supervivencia de 80 socios, el capital a exponer sea de 6,78  euros por cada socio.

En el año 1954 Manuel Ferrer Regales publica un libro titulado “ENCINACORBA La vida rural de un municipio del Campo de Cariñena” que constituye una rareza digna de mayor atención.

Finalmente, debido a una serie de circunstancias dolorosas y luctuosas la cooperativa cierra y, el final del siglo XX resulta regresivo para la población que ve la desertización como un hecho irremediable. Sin embargo, en la transición de siglo se inicia una reactivación de la actividad agrícola. Pero, ni la Pajarilla, ni el Moscatel, ni la Cribatinaja logran renacer. Por el contrario nuevos cultivos se están introduciendo en su término, a la espera de que se supere la crisis de superproducción de vino.

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