¡¡¡ QUÉ BELLO ES MI PUEBLO !!!
Ni estar lejos, ni estar cerca de una gran ciudad (española) es garantía de nada y menos de no padecer el síndrome de la despoblación. Esto es evidente en el caso de Encinacorba, villa situada a 57 kilómetros de Zaragoza.
Lo que veis en la fotografía es un proyecto urbanístico
destinado a acoger población del entorno comarcal ya que en Cariñena hay una
empresa con unos 800 (más o menos) trabajadores. El proyecto de viviendas
situado en la rotonda ha resultado un fracaso total. Solamente con el tiempo y
mucha paciencia se están ocupando las 6 primeras casas.
¿Qué hace que un trabajador prefiera
hacer todos los días más de 100 kilómetros de viaje para ir y volver al
trabajo, pudiendo estar a 7 kilómetros del mismo? La respuesta no es nada
fácil, teniendo en cuenta que luego nos quejamos del precio de la gasolina y de la vivienda en la gran ciudad…
Cada español puede residir donde le
dé la gana, esto lo garantiza la Constitución. Y siendo este principio óptimo y
loable, sin embargo, produce algunos efectos colaterales nada razonables. Habría
que esperar del ciudadano “normal” un poco de sensatez. A la administración un
buen nivel de servicios en la España rural. La comarca de Cariñena ya ofrece
buenos servicios a los ciudadanos como por ejemplo: fibra óptica en Internet,
buenos colegios, buenas comunicaciones (A-23), centro de salud, supermercados,
etc. Sin embargo, nada parece atractivo frente a Zaragoza que como un imán atrae
violentamente al ciudadano aunque tenga estrecheces por los gastos de
desplazamiento.
La España “rica” prefiere, sigue
prefiriendo, el brillo de los escaparates de la gran ciudad a la belleza de los
paisajes rurales, aunque luego los ensalce en las redes sociales. Y, aquí está
la contradicción: “que bello es mi pueblo pero, para vivir…, nada como la ciudad”.