Muchos se preguntan cómo es posible
que haya tan pocos datos fiables sobre la vida de Jesús, es decir, de nada más ni nada menos que del hijo de
Dios. A tal efecto son también oscuras las fechas de su nacimiento, de su
muerte y de su resurrección. Por lo que respecta al hecho de su resurrección la
Iglesia (institución) determina una fecha variable cada año. Esta fecha está
comprendida entre el 22 de marzo y el 25 de abril. Se determina teniendo en cuenta
que el domingo de RESURRECCIÓN será el más próximo a la primera LUNA LLENA de
PRIMAVERA.
En realidad Jesús es un judío que
ingresa en una de las muchas sectas que circulaban y circulan en el mundo
judeocristiano. La secta está fundada por San Juan Bautista, se trata de los Nazoreos (Jesús se proclama Nazir), esta secta anuncia la llegada del Mesías y se ingresa en ella mediante la ceremonia de inmersión en la aguas del río Jordán (hoy bautismo). Estaban instalados a las orillas del río
Jordán. Jesús muere crucificado sin que su predicación haya tenido efecto
alguno entre el pueblo Judío y menos entre los rabinos y alta jerarquía del Templo. Constatado el fracaso rotundo de su paso por la
tierra es San Pablo el verdadero artífice del éxito del cristianismo fuera del
pueblo judío (los cristianos guardaron odio eterno a los judíos).
San Pablo, un judío con una fuerte
formación intelectual decidió dos cosas fundamentales: primera, incorporar la
filosofía aristotélica a la doctrina cristiana (el hombre tiene naturaleza dual: cuerpo-mortal y alma-inmortal) y, segunda, predicar entre los
gentiles (gentiles son todos los no judíos). El campo estaba abonado y la
incorporación de gentiles al cristianismo es creciente. Finalmente obtienen el
premio gordo, esto es, que el cristianismo sea la religión única y exclusiva
del Imperio Romano. Esto se logra en tiempo de Constantino y Silvestre. Desde entonces (tras la caída del Imperio Romano) los Papas
sustituirán a los emperadores romanos y los imitarán hasta en lo peor.