Este verano en Teruel hemos batido
récord de turistas. Seguramente, también, de autofotos. Sin embargo en el quiosco
de la plaza del Torico todavía se venden tarjetas postales. Me imagino que se
venden pocas y se mandan menos. El móvil le ha cambiado la vida (muchas costumbres)
a casi todos. Su inmediatez ha hecho que la práctica de mandar una carta o una tarjeta
postal haya desaparecido casi totalmente. Y digo casi, porque acabo de mandar
dos tarjetas postales. El asunto se ha planteado un poco difícil. La tarjeta
cuesta 0,50 euros es decir 83,19 pesetas. El sello 70 céntimos equivalentes a
116,47 pesetas. Total un euro, 166,386 pesetas. Luego, dado que casi nadie
lleva ya bolígrafo, hay que comprar uno y finalmente encontrar un sitio para
escribir, la mesa de un bar en el que habrá que consumir algo. Tras escribir la
tarjeta hay que buscar un buzón de correos…La próxima: ¡Mejor, no! Mejor un selfi.
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