LA (mala) EDUCACIÓN
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La educación en España va mal. No es
una opinión personal sino una realidad constatada. Se encarga de medir su calidad diversos
organismos y organizaciones internacionales. Se muestra en la vida diaria en el
comportamiento de las nuevas generaciones. Los gobiernos, que no quieren afrontar
el problema por la pérdida de popularidad o votos, inventan una parafernalia de
LEYES, PROYECTOS Y GERGA NUEVA con la que distraer a las personas no
informadas, ergo, la mass-media.
Los ingleses que son muy hábiles y
tienen un gran negocio en la educación han inventado lo que ellos llaman “el
aprendizaje sin esfuerzo”. Pero aquí, en España, tras sacar a pasear la palabra
INTEGRACIÓN sin mucho éxito sino el del aprobado general se ha vuelto a la
carga con la palabra INCLUSIÓN. Bueno pues, con tantas y tantas leyes
orgánicas, sistemas educativos, proyectos de centro, programaciones varias… el
resultado es desesperante.
Otro de los principios a los que se
alude a menudo es el de la “educación en valores” y ya ven lo que queda en la
calle tras un botellón. Todo es una gran parafernalia de palabras bonitas y
deslumbrantes que tratan de ocultar uno de los fracasos más rotundos de nuestra
sociedad.
Sabemos lo que hay que hacer para
salir de esta decepcionante situación. Sí, se sabe y de sobra. Se pondrá en
práctica. No lo creo en absoluto.
Por ello excuso dar consejos y hacer
de Pepito Grillo. Cada cual, que aprenda su juego. Cuando uno tiene el título
de ingeniero y no le queda más remedio que trabajar de camarero… debe
preguntarse por qué el Estado (todos los ciudadanos) le hemos pagado un título
que no vale para nada. Y él, debe preguntarse: “por qué me han engañado”.