EL GAY DESNUDO
( V )
Atendiendo a la teoría evolutiva y a pesar de no haber evidencias
científicas del ello, parece razonable admitir la existencia en las sociedades prehistóricas
el matriarcado o mejor el matriarcalismo. En ese tipo de sociedades dominadas por la
mujer, que ejercerían el poder y el dominio sobre bienes e hijos, el hombre ocuparía
un lugar secundario. Este modelo de sociedad sería poligámica en la que una hembra tendría a varios machos a
su disposición. Se entendería que los hijos son frutos de la diosa naturaleza
por obra o mediación de la madre.
De lo dicho anteriormente muchos antropólogos afirman que la primera
revolución sexual tiene lugar al tomar conciencia el hombre de su papel
igualitario en el tema reproductivo. Nace el patriarcado y, lógicamente, es de
naturaleza impositiva: el macho empieza a dominar a la hembra y a someterla constituyéndose
en Pater familias. Esta primera revolución sexual tiene una importancia
singular al instalarse la monogamia que tantos beneficios ha dado a la
evolución del hombre.
En los códigos legislativos antiguos desde el de Hammurabi se tiene
especial cuidado de legislar sobre materia sexual y de establecer claramente
los límites de la monogamia. Estos códigos legislativos introducen las
novedades de la primera revolución sexual del hombre. Las primeras
civilizaciones, Mesopotamia, Egipto… la HETEROSEXUALIDAD y el PATRIARCADO son rasgos muy definitorios.
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HAMMURABI Y EL ADULTERIO
Si la esposa de un hombre es
sorprendida acostada con otro varón, que los aten y los tiren al agua; si el
marido perdona a su esposa la vida, el rey perdonará también la vida a su
súbdito.
Si un hombre fuerza a la esposa de otro
hombre, que no había conocido varón y vivía aún en la casa de su padre, y yace
con ella, y lo sorprenden, que ese hombre sea ejecutado; esa mujer no tendrá
castigo.
Si a la esposa de un hombre la acusa su marido
y no ha sido descubierta acostada con otro varón, que ella jure públicamente
por la vida del dios, y volverá a su casa.
Si a la esposa de un hombre, a causa
de otro varón, se la señala con el dedo, ella, aunque no haya sido descubierta
acostada con el otro varón, tendrá que echarse al divino Río por petición de su
marido.
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