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miércoles, 6 de abril de 2016

Abril2016/Miscelánea. UNA ESTRELA DE ZINCO PUNCHAS

UNA ESTRELLA DE CINCO PUNTAS
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Nada más morir Franco, en el año 1975, comenzó un debate previo a la firma de la Constitución Española en el que se plantearon crear autonomías de primera y de segunda. Al final hubo el mismo modelo para todos. Sin embargo, aquel cierre en falso se ha vuelto a abrir de nuevo con una propuesta ya no federal, ahora, hablamos de confederal. En ese debate estamos. Pero ahora, adelantándonos a la Ley. Cataluña en la práctica funciona ya como un estado confederado con España. A poco observador que uno sea se da cuenta que Cataluña acude al Tribunal Constitucional cuando le interesa y lo desoye, también, cuando le interesa. Este es el modelo que ya funciona, un modelo confederal. A Cataluña no le interesa separarse de España, siquiera sea por el mercado, un jugoso mercado de consumidores que es, en esencia, lo que constituye para ella el resto de la península.
Cuando se dice independencia, nos alarmamos. Pensamos en fronteras y cosas raras. Nada de eso. Se trata de volver a la situación previa (no exacta en todos los términos) a Felipe V, cuando España ya era un modelo confederal, aunque no se le diera tal nombre.
Este joven catalán que camina por la plaza del Torico no sabe muy bien (por su edad) que quiere decir eso de IN-DE-PEN-DEN-CIA. A él, los políticos catalanes le han vendido una mochila y la lleva con total desparpajo. Si la independencia fuera o se planteara tal como se describe en el diccionario, nadie la pediría ni la promocionaría. Pero así, sí. La independencia, la imagen lo deja bien claro, es como una mochila a las costillas del Estado.
De ahora en adelante se ha desatado otra vez la batalla, todas las comunidades españolas queremos ser Estado. Y así... hasta el infinito. Ya hay un partido aragonés que se llama: ESTADO ARAGONÉS. No, no es el que fundaran Calvo Alfaro y Gaspar Torrente, este es de nueva factura y de ideario trosquista.
Resumen, cuando de nuevo se dé CAFÉ PARA TODOS se rebajara (paradójicamente) la tensión. El asunto es muy sencillo, se trata de ponerle una estrellita roja de cinco puntas a la bandera de Aragón y acogernos al Estado en todo aquello que nos interese (ven que fácil). Por el contrario, rechazar del Estado central lo que nos disguste.
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Hemos pasado de Aragón ye Nazión a, Aragón ye Estatu.
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