Un dios único e invisible. Un pueblo ELEGIDO para salvarlo de la catástrofe. Un líder (Moises) que muestra algo hasta entonces desconocido e inusitado: "dios se revela al hombre", hecho que solamente ocurre en las religiones "del libro". Todo ello pudo ser consecuencia de una catástrofe climática. Se calcula que fue un 20% de los judíos que habitaban Egipto los que marcharos con Moises a otra área climática: LOS ELEGIDOS. También, en tiempos de Jesús, el grupo de judíos que debería liberar a Israel del dominio romano se llamó, nazoreos, es decir: LOS ELEGIDOS.
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El
desastre que fulminó a un imperio
Apocalipsis
Antiguos es una nueva serie de documentales de la BBC que exploran el
dramático hundimiento de grandes civilizaciones. En este artículo,
la productora de la serie, Jessica Cecil, cuenta cómo un desastre
climático fulminó el Imperio Antiguo de Egipto.
La
primera gran civilización egipcia colapsó hace cuatro mil
doscientos años.
Los
faraones del Imperio Antiguo de Egipto construyeron lo que sería el
más admirable legado del mundo antiguo: las pirámides de Giza. Pero
luego de casi mil años de estabilidad, su autoridad central se
desintegró y el país descendió en el caos por más de cien años.
Lo
que ocurrió y por qué ha sido objeto de grandes controversias. El
profesor Fekri Hassan, de la Universidad de Londres, ha tratado de
resolver el misterio recogiendo claves científicas.
Su
inspiración fue la pequeña tumba de Ankhtifi, un gobernador
regional del sur de Egipto. Los jeroglíficos encontrados allí
informaban que "todo el Alto Egipto estaba muriendo de hambre, a
tal grado que las personas llegaron a devorar a sus propios hijos".
Aunque
la mayoría de los egiptólogos descartaba esta teoría como
exagerada y fantasiosa, Fekri Hassan estaba determinado a demostrar
que los jeroglíficos eran verdaderos y precisos.
También
estaba determinado a encontrar al culpable capaz de producir tal
miseria.
Estalactitas
y estalagmitas
"Mi
corazonada desde el principio era que el medio ambiente en el cual
vivían los egipcios tenía algo que ver", dice Hassan.
Él
también estaba seguro de que el Nilo, el río que siempre ha estado
en el corazón de la vida egipcia, tenía algo que ver.
Así
que estudió de manera meticulosa los registros que existen desde el
siglo séptimo sobre las inundaciones del Nilo. Y se sorprendió de
encontrar las enormes diferencias de tamaño que existían entre las
inundaciones anuales, desbordamientos que eran vitales para irrigar
la tierra.
Pero
no existe ningún registro sobre el año 2200 antes de Cristo.
Entonces vino el descubrimiento definitivo, hecho en las colinas de
Israel por Mira Bar-Matthews, de la oficina de inspección geológica
de ese país.
Bar-Matthews
encontró un registro natural y único de los cambios climáticos del
pasado en la forma de las estalagmitas y estalactitas de una caverna
cerca a Tel Aviv.
Lo
que estas formaciones geológicas mostraban era una repentina y
dramática caída del 20% en las precipitaciones, el más grande
evento climático en 50 siglos. ¿El año? 2200 antes de Cristo.
Como
Israel y Egipto se encuentran en sistemas climáticos distintos,
Fekri Hassan necesitaba evidencia de algún cambio climático mundial
que pudiera vincularse con el Imperio Antiguo. Y la evidencia
apareció de repente.
Lago
seco
El
geólogo Gerard Bond trabaja en el observatorio terrestre de
Lamont-Doherty, en la universidad de Columbia, EE.UU.
Una
de sus investigaciones es buscar evidencia de cambios climáticos en
los icebergs de Islandia. Cuando estos icebergs se derriten -en su
viajes hacia al sur- dejan fragmentos de lava volcánica en el fondo
del océano.
La
distancia que alcanzan a viajar los icebergs antes de derretirse
informa de cuán frío era el clima. Fango del fondo del mar le
mostró a Gerard Bond que períodos de extrema frialdad (pequeñas
edades de hielo) se presentaban en Europa cada 1500 años y tenían
una duración aproximada de 200 años.
Una
de estas "mini edades" de hielo ocurrió en el año 2200
antes de nuestra era.
Peter
de Menocal, colega de Bond, revisó registros climáticos de la misma
época en el resto del mundo. Desde evidencias en el polen hasta en
la arena, la historia era la misma: un dramático cambio climático
había ocurrido en ese tiempo desde Indonesia hasta el Mediterráneo,
de Groenlandia al Norte de América.
Otros
científicos estaban confirmado todo lo que Fekri Hassan creía: que
hace 4200 años un cambio climático severo provocó miseria humana
generalizada. Miseria de la que sólo ahora empezamos a saber.
De
regreso en Egipto, Hassan quería poner la última pieza del
rompecabezas. Deseaba evidencia directa de estos cambios climáticos
en el Nilo. Y la encontró excavando en el lecho de un lago que, en
tiempos remotos, había sido alimentado por un tributario del Nilo.
Allí,
el científico halló que, mientras el Imperio Antiguo colapsaba, el
lago se había secado por completo. La única vez en toda la historia
del lago que esto ha ocurrido.
Fekri
Hassan sintió que por fin había encontrado pruebas contundentes de
que los jeroglíficos en la tumba de Ankhtifi decían la verdad. Lo
que había conducido a los habitantes del Antiguo Egipto a la
desesperación y la desintegración fue la naturaleza.
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