Sobre una mísera tabla, los batracios, no encuentran sosiego. Tras largos días de travesía han llegado al muro de la balsa de Bautista. Han preguntado a la culebra de agua si estaban cerca de Ceuta, y ésta, ha escusado la respuesta escurriéndose rápidamente bajo el agua.
Luego, vuelta a navegar de muro a muro, de pared a pared, día tras día. No encuentran salida a su largo cabotaje y, en los telediarios, dan por sentado que el conflicto durará mucho tiempo, Mahoma (el misericordioso) lo sabe y su humilde siervo, también.
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