A la madre de mi patrona de Manzanera (la tia Justa) la estación del año que más le gustaba era el otoño. La razón era bien clara: “Hay de todo” (decía). Y como Teruel es tierra fría y pobre, tener unos meses de abundancia, era un gozó. Se puede pasar por casi todo, pero no tener nada que llevarse a la boca, eso... no se soporta. Ya hemos hablado en otra ocasión de una primera reunión pionera del luego llamado “Teruel Existe” durante la Segunda República Española. Todos los alcaldes de la provincia acudieron a la Diputación Provincial a decir que “tenían hambre”. Ya se constataba que no era lo mismo predicar que dar trigo. Y es que el reparto de la riqueza nunca ha sido justo en el mundo. Cuando a Manzanera acudió Negrín a poner a la 96 brigada mixta la medalla al valor le acompañaba Carrillo (don Santiago) a quién pilló esta mujer (la tia Justa) seleccionándose en intendencia unas buenas botas. Como ella le recriminase el asunto Carrillo le dijo: “Cinco dedos tiene la mano y ninguno es igual”. Guerras aparte, el otoño es buena estación, mejor al principio que al final. También es buena para la fotografía pues el campo se pinta de colores.
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