El Pilar, Lourdes y Fátima
Estas son las tres grandes vírgenes y santuarios de la Europa occidental. Corresponden a tres momentos de la historia de Europa.
El Pilar. En pleno siglo XVII la inmensa mayoría de la población española podía aceptar un milagro como el de Calanda, sin embargo, las dudas ya eran muy importantes. A tal efecto, el rey tiene que refrendar el milagro, besando la pierna de Pellicer. No volverá a producirse un milagro de esa magnitud. Nada menos que reponer un miembro perdido. Esto suponía, resucitar una pierna.
Lourdes. El siguiente milagro en importancia es el de Lourdes. El siglo de la razón ya ha hecho mella. Los milagros de Lourdes son ya milagros “RAZONABLES”. Allá donde la ciencia no alcance a explicar el suceso razonadamente llegará la fe. En Lourdes, tras un concienzudo estudio médico que desahucie al enfermo, entra a operar la fe.
Fátima. El milagro y las cartas de Fátima entran más en la superchería que en algo medianamente serio. Fátima se explica como retaguardia de la Europa cristiana frente al avance del comunismo que niega la existencia de Dios.
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SIGLO XVII
El milagro de Calanda. En 1637, Miguel Juan Pellicer sufrió un accidente con un carro en Castellón de la Plana que le fracturó la pierna derecha. El 29 de mayo de 1640 se produjo el milagro. La Crisis de 1640 fue una de las crisis políticas más graves que vivió la Monarquía Hispánica de los Austrias. Felipe IV, se interesa por el hecho y recibe a Miguel Pellicer en la corte. Allí, el monarca se arrodilla y besa la pierna derecha del calandino. En efecto, el milagro y la acción del rey promocionaron el culto mariano, y miles de fieles de toda Europa comenzaron a fluir al templo del Pilar.
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SIGLO XVIII
El siglo de la razón
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SIGLO XIX
El "milagro de Lourdes" se refiere a las curaciones atribuidas a la intercesión de la Virgen María en Lourdes, Francia, a partir de las apariciones a Santa Bernardita Soubirous en 1858.
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SIGLO XX
En mayo de 1917, tres jóvenes pastores portugueses, Lucia Dosantos y sus primos Jacinta y Francisco Martos, afirmaron haber hablado con la Virgen María. Esa advocación de María es hoy popularmente descrita como Nuestra Señora de Fátima.
El 13 de mayo de 1917, los jóvenes videntes afirmaron que la Virgen María les había confiado tres secretos en forma de profecías.