LA MANZANA DE NEWTON
*
La manzana aparece en muchos cuentos, leyendas e historias como un fruto deseable. Eva perdió el Paraíso por culpa de una manzana. Pero, Newton, alcanzó a conocer la Ley de Gravitación Universal gracias a una manzana que le cayó en la cabeza. Así que, no es casual, que un manzano esté en el origen de la ciencia y en el origen del bien y del mal, tal como se nos anuncia en la Biblia. Por estas u otras razones existe un antiguo cuento que relata una historia de dos niños y un manzano. La historia ocurrió bajo una manzano esperiego en el Rincón de Ademuz. Al primer niño de esta historia su padre lo llevó bajo un manzano y le mostró una rama situada a dos metros sobre el suelo. En la rama había crecido y madurado una hermosa y deliciosa manzana. El padre le dijo, hijo, he aquí un hermosos y sabroso fruto que el árbol ha criado para ti. Puedes comértelo, su sabor es dulce y delicado. Es una verdadera golosina. Pero el niño dijo al padre que no alcanzaba a coger el fruto debido a su altura. El niño apenas media un metro de altura y la manzana estaba sobre los dos metros del suelo. Entonces el padre le dijo que porfiara pero no debía golpear la manzana pues se dañaría y ya no serviría. Así que, el niño, se puso a pensar en la forma de alcanzar el fruto. Pensó en amontonar piedras y formar una pirámide. Pensó en coger ramas secas y formar una escalera... Pensó y pensó... finalmente, resultado de su ingenio y esfuerzo alcanzó el fruto y se lo ofreció al padre. El padre le dijo, lo importante no es el fruto ni su sabor, ni su olor. Lo importante es lo que has aprendido. La vida está llena de “manzanas” que querrás coger, si lo haces con esfuerzo, sin perder tu dignidad, la vida te sonreirá. Todo en la vida necesita un esfuerzo y el aprendizaje no se alcanza sin esfuerzo personal.
El segundo padre llevó a su hijo debajo del árbol y le mostró otra manzana igual de sabrosa y a la misma altura que la primera. El niño quería coger la manzana, pero por más que saltaba no la alcanzaba. Así que el niño se dirigió al padre y lo dijo que quería esa hermosa manzana del árbol para comerla. El padre le dijo que porfiara y que el mismo la alcanzara. Sin embargo el niño frustrado por no tener la manzana lloró y lloró. Tuvo una rabieta y acusó al padre de castigarle al privarle de un fruto tan sabroso y dulce. ¿Cómo puedes maltratar así a tu propio hijo? Por favor, dame ya la manzana... El segundo padre ante las exigencias y lloros del hijo bajo la rama del manzano y el niño cogió sin esfuerzo la manzana. El niño con la manzana en la mano, no se la ofreció al padre, creyó que era suya porque su esfuerzo al cogerla del árbol había sido muy grande.
Hay muchas formas de enseñar y de instruir. Hay muchas formas de forjar la personalidad del niño. ¡Cada cual, que aprenda su "juego"!