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martes, 29 de octubre de 2013

Octubre2013/Miscelánea. TARAZONA EN EL MADOZ (1845-50) FRAGMENTO


INTERIOR Y AFUERAS DE LA POBLACIÓN
Comprende unas 1.200 casas de buena fábrica, las cuales se distribuyen en dos grupos separados por el cauce del Queiles, quedando en la ribera izquierda lo que propiamente se denomina la Ciudad, y en la derecha lo que se conoce con el nombre de Arrabal. El primer grupo forma una especie de anfiteatro por los diferentes altos y desigualdades que presenta, figurando sus casas una irregular escalinata de vistosa perspectiva. Se divide en calle alta y baja, según la diferente posición que ocupa: la parte alta manifiesta en pequeño radio su antigua nobleza por los viejos y estropeados palacios que la separan de la población moderna, por las informes y colosales tapias que servían a la ciudad de fuerte y ornamento, y por los vestigios del entonces inexpugnable reducto del Cinto, con la robusta puerta enclavada ahora dentro de la población al extremo de la calle del conde, la misma sin duda que algunos documentos apellidan de Ferraña. El círculo que dichas murallas describen, señalan todavía  lo que eran en su recinto la antigua Tarazona.  Al finar las calles de San Francisco y Hospital, a la que dio nombre este establecimiento por haber existido en ella hasta poco ha, se encuentran dos puentes que toman el nombre de las mencionadas calles, siendo el del Hospital de piedra sillería de dos arcos, y el de san Francisco de una sola, cuyos puentes levantados sobre el Queiles, sirven para la comunicación de la ciudad con su arrabal. Este comprende la plaza de la catedral con el edificio que le da nombre, la cual es grande y espaciosa, , y en medio de ella se encuentra un surtidor que da abundante y exquisita agua; la plaza de Toros, de que nos ocuparemos luego; la calle de San Antón que es ancha  y ventilada con los conventos de San Joaquín y Santa Ana, y una fuente llamada de Milagro, de sencilla arquitectura, pero de agua tan fresca que particularmente en las noches de verano, es el paseo de toda clase de personas. Las casas tanto de la calle San Antón, como las de la plaza de la Catedral son cómodas, ventiladas, muy capaces, algunas de bastante mérito, y todas sumamente alegres por la circunstancia de tener muchas de ellas jardines y fuentes. Todas las calles de Tarazona son bastante limpias  y están alumbradas por 73 faroles de reverbero, con los correspondientes serenos para cuidarlos y vigilar por la noche. Cuenta esta ciudad  con dos escuelas de instrucción primaria elemental y una superior, con otras dos de niñas: todas bien concurridas: de ellas las hay una de instrucción primaria elemental y otra de niñas establecida por maestros particulares, sin más dotación que la retribución de los discípulos: las otras se hallan dotadas por el ayuntamiento y pagadas del presupuesto municipal. Existe además en el ramo de instrucción un seminario conciliar agregado a la universidad de Huesca, en donde se enseña gramática, filosofía y teología moral: sus rentas podían servir para establecer en su lugar un instituto de segunda enseñanza, que proporcionara más ventajas a la juventud y  a la población. En la parte de beneficencia se encuentra un  Hospital sito situado antes en la calle de su nombre, y trasladado después al antiguo convento de San Francisco, en donde los enfermos disfrutan de la comodidad que proporcionan sus salas espaciosas, bien ventiladas y alegres, y un hospicio o casa de misericordia, que ocupa el edificio que fue colegio de jesuitas, en el cual son admitidos cuantos quieren acogerse. Una junta se halla encarga de este establecimiento, y sus individuos con un celo digno del mayor elogio, se esfuerzan por organizar el trabajo estableciendo talleres para la elaboración de alpargatas y para tejer en fino mantelerías y otras telas de igual clase, con cuyo producto conseguiría la junta su objetivo de que el establecimiento se sustentara por si solo; pero como está también en él la inclusa, el gasto de ésta absorbe cuantas entradas tiene por otros lados, resultando en sus gastos un déficit que tiene que incluirse en el presupuesto provincial. Dos son los edificios destinados al recreo y diversión que se encuentran en la ciudad: el primero es un teatro de antigua construcción, aunque reformado luego en su interior, del cual sólo se hace uso en el  mes de agosto con motivo de celebrarse el 28 con toda pompa y solemnidad posible la festividad en conmemoración de la entrada de una reliquia de San Atilano obispo, natural de dicha ciudad; y el segundo es una plaza de Toros construida en 1792 por varios particulares, de quienes y del hospital son las  24 casas que la componen, todas enteramente iguales en lo interior y exterior. Está situada en el arrabal, es de figura ochavada y pequeña, circunstancia que perjudica  para usar del privilegio que tiene concedido el hospital de dar corridas; consta de tres pisos, y todos ellos con buenos balcones de hierro que le hermosean. Notables son los dos palacios que encierra Tarazona: el de Parcent y el Episcopal, ambos muy recomendables por su particular construcción, especialmente el segundo, que cuenta con una remota antigüedad. Fabulosas tradiciones lo denominan Alcázar de Hércules. Fue azuda entre los árabes, y más tarde palacio de los monarcas de Aragón, quienes lo cedieron en 1312 a Esteban de Roda, vecino de Tauste en premio de grandes servicios: luego asó por compra a García de Loriz, gobernador de Valencia, cuya esposa Guillelma lo ocupaba durante la guerra con Castilla, y por patrimonio de su hija a Jordán Pérez de Urries, gobernador de Aragón…. ( fragmento del Madoz  1845-50)
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