QUINTO CENTENARIO DE LA LLEGADA DE LA VIRGEN DEL MAR A ENCINACORBA
No es una fecha menuda, celebrar un
quinto centenario. Y, en este caso, el de la presencia de la Virgen del Mar en
Encinacorba que, ineludiblemente, se cumplirá en el de 2022. El relato de la
llegada de la Virgen a la villa procede de una rica tradición oral y, su
consolidación y fijación por escrito, es obra del padre Jorge Faci Agud
Carmelita de la Antigua Observancia (La Codoñera, 1684- Zaragoza 1774). El padre
Faci se hace eco de esta singular advocación encinacorbera, en su libro, Aragón Reyno de Christo y dote de María
santísima, a raíz de la construcción de una hermosa y singular capilla
rococó (1767-68) en el primer tramo del lado del Evangelio dentro de la iglesia
parroquial de la villa, entonces llamada de Santa María la Mayor y, ahora,
parroquia de la Virgen del Mar.
Dos aspectos hay que destacar en la
actual capilla. En primer lugar la talla de la Virgen. Una imagen gótica en
alabastro policromado fechada a finales del siglo XIV y que ha descrito de
forma singular el profesor Domingo J. Buesa Conde en el libro, La Virgen en el
Reino de Aragón, Imágenes y rostros medievales. La presencia de tan
singular talla siempre ha asombrado a propios y extraños y ha sido llevada a
todo tipo de encuentros, manifestaciones, procesiones y, últimamente, fue expuesta en la Expo de Zaragoza. La
imagen está catalogada.
El segundo aspecto del que hay que
hablar es el de la propia capilla. A tal efecto hemos publicado en el número 2
de Cuadernos de Encinacorba, un
trabajo del profesor Carlos Lasierra Gómez. En esta ocasión el profesor y uno
de los mayores expertos en arte sacro aragonés y, particularmente, de la
comarca de Calatayud, hace una descripción detallada de la capilla. Cabe decir
que Carlos Lasierra ya conocía la iglesia de Encinacorba a raíz de su tesis
doctoral titulada: La arquitectura
religiosa mudéjar en Aragón en el siglo XVI.
De cómo llegó la Virgen del Mar a
Encinacorba lo relata de la siguiente manera el padre Faci haciéndose eco de la
tradición constante de esta villa: “Por los años de 1515 o siguientes hasta el de 1522 (en el
que se perdió la isla de Rodas) venían siete caballeros de la religión de San
Juan de Jerusalén a España, y embarcados padecieron una tempestad horrible, en
que perdieron todas las esperanzas de salir a tierra por auxilio humano; en
necesidad tan urgente acudieron devotos a aquella, que es Estrella del Mar,
María Sa., cuyo patrocinio lograron luego”. Todos quisieron llevarse la imagen
salvadora de la Virgen a su tierra y por esa razón apelaron a las suertes.
Siete veces se sorteó y siete veces le tocó en suerte al comendador de
Encinacorba, a la sazón Jorge de Sena. Pero, llegada la Virgen a Encinacorba,
Jorge de Sena natural de la ciudad de Huesca, quiso también, llevársela a su
ciudad. De nuevo se recurrió a la suerte y otras tantas siete veces favoreció
la suerte a la villa de Encinacorba.
Desde entonces permanece la Virgen en
la villa y se la dotó de todo lo necesario para el culto a saber: capilla, peana,
joyero, indulgencias, novena, gozos, dance y, además, todo el pueblo canta,
también, la Salve Marinera acompañados de la música de la famosa Banda de
Encinacorba, una de las de mayor solera de Aragón.
Esperamos que este año próximo de
2022, sea fructífero en actividades en torno a esta conmemoración. El 500 cabo
d´año, que diría mosén Ernesto Valenzuela, no es una fecha menuda.