Fortea Selví,
Julián. Camarena (Teruel), 8.III.1845 – Santo Domingo de Basco (Filipinas),
19.IX.1898. Militar y caballero laureado de San Fernando.
Fueron sus
padres Miguel Fortea Escuín y Manuela Selví Muñoz. Ingresó en el Ejército en
diciembre de 1862 como soldado voluntario en el Regimiento de Borbón, en el que
un año después fue ascendido a cabo segundo y en 1866 a cabo primero, en ambos
casos por elección, guarneciendo durante este tiempo las plazas de Madrid,
Alicante y Ceuta.
Entre febrero y
octubre de 1868 sirvió en la Guardia Rural de Madrid, pasando destinado en
marzo de 1869 al Batallón de Cazadores de Madrid, en el que en octubre alcanzó
el empleo de sargento segundo por antigüedad, realizando en ese año labores de
persecución de partidas carlistas en la provincia de Segovia y luchando en
Valencia contra la insurrección republicana.
A partir de
agosto de 1870 actuó contra partidas carlistas en Vascongadas, hasta que en
octubre pasó a petición propia y con el mismo empleo al ejército de Filipinas.
Ya en las islas, en marzo de 1871 fue agregado al Regimiento de Mindanao y un
mes después destinado al de Magallanes, con el que guarneció la plaza de
Manila.
En febrero de
1872 pasó voluntariamente a la isla de Paragua destinado a la 1.ª Compañía
Disciplinaria, regresando en agosto de ese mismo año enfermo a Manila, donde al
mes siguiente se le destinó al Regimiento de la Reina, en la plaza de Cavite.
Embarcó en
Manila en el mes de febrero de 1873 de regreso a la Península, donde a su
llegada fue destinado al Batallón de Cazadores de Mendigorría, del que
enseguida pasó al de Estella, en el que fue ascendido a sargento primero en
septiembre, pasando antes de finalizar el año a servir en el Batallón
Provisional de Escribientes y Ordenanzas, con destino como escribiente y
conserje en la Capitanía General de Castilla la Nueva.
En marzo de 1874
causó baja en el anterior destino por habérsele concedido el empleo de alférez
en el Batallón de Cazadores de Estella, como consecuencia de la vacante de
sangre producida en este Cuerpo durante la batalla de San Pedro Abanto.
Fue ascendido a teniente por antigüedad en marzo de 1875, tras lo cual fue destinado al Batallón Provincial de Pamplona para el percibo de sus haberes y volvió a prestar sus servicios en el Batallón de Escribientes, desempeñando el cargo de auxiliar de la Capitanía General de Castilla la Nueva.
Destinado por
segunda vez a Filipinas en julio de 1878, se incorporó al llegar a Manila al
Regimiento de Magallanes, del que en abril de 1879 pasó al Cuerpo de
Carabineros, prestando servicio durante los años siguientes en Manila, Malabon
y Pampanga, hasta que en enero de 1882 fue trasladado a la Sección de la
Guardia Civil Veterana.
En abril de1883
pasó a servir en el Regimiento de Manila y dos meses después se le concedieron
ocho meses de licencia por enfermo para la Península, permiso que le sería
ampliado hasta que en abril de 1884 fue baja en el ejército de Filipinas. En la
Península fue destinado como auxiliar a la Dirección General de Infantería y en
noviembre de 1886 al Cuerpo de Seguridad de Madrid, manteniéndose en este
último destino hasta su ascenso a capitán por antigüedad en julio de 1888. En
este último año desempeñó el cargo de comandante militar de la isla de Gomera y
al siguiente pasó destinado al Batallón de Cazadores de Gran Canaria.
Regresó por
segunda vez a Filipinas en abril de 1893 y a su llegada fue destinado al
Regimiento de Visayas, en la plaza de Manila. En julio del año siguiente fue
nombrado gobernador político-militar de las islas Calamianes y en ese mismo mes
le llegó por antigüedad el ascenso a comandante, con el que en septiembre de
1895 pasó a ocupar el mismo cargo en las Batanes.
Desempeñando su
cometido en Santo Domingo de Basco, el día 18 de septiembre de 1898 le llegaron
noticias del desembarco de tropas insurrectas en un punto próximo, por lo que
convocó a algunos españoles que allí residían, a los que entregó armas y dio
instrucciones para la defensa de la plaza, adoptando las convenientes medidas.
La guarnición,
compuesta por ciento cincuenta indígenas mandados por clases también del país,
así como las milicias locales, al saber que eran insurrectos los que venían en
el barco, se sublevó y trató de apresar al gobernador, pero éste, refugiándose en
la casa-gobierno con su familia, compuesta por su esposa y cinco hijos, el
mayor de ellos de trece años, y dos sobrinas de veinticinco y quince años, se
hizo fuerte y rompió el fuego contra la tropa y las milicias sublevadas,
mientras que los escasos españoles uno fue herido, otro hecho prisionero y los
restantes huyeron al monte.
Repetidas veces intimaron en vano los sublevados al gobernador para que se rindiera, pero después de unas nueve horas de fuego y de causar a los contrarios algunas bajas, murió el comandante Fortea a consecuencia de dos heridas de bala que había recibido.
A la mañana
siguiente entraron en la población las fuerzas que habían desembarcado y,
enterado el jefe de ellas de lo ocurrido, ordenó que su tropa rindiera honores
militares al cadáver del gobernador, homenaje tributado al valor y abnegación
de aquel jefe español cuya conducta les había admirado.
Abierto juicio
contradictorio para la concesión de la Cruz laureada de San Fernando, le sería
concedida por Real Orden de 7 de abril de 1905. Alfonso XIII pidió que al
meritorio ejemplo de patriotismo ofrecido por el comandante Fortea se le diese
la mayor publicidad a fin de que el hecho y la recompensa otorgada pudiese
servir de estímulo a todas las clases militares, y que, con dicho objeto, se
diese lectura de la real orden de concesión en todas las unidades armadas del
Ejército.
El municipio de
Camarena, en sesión de 26 de agosto de 1906, acordó cambiar la denominación de
Plaza Mayor por la de plaza del Comandante Fortea, al lado de cuyo rótulo se
colocó una lápida con la siguiente inscripción: “Memoria que dedica el pueblo
de Camarena a su hijo el Excmo. Sr. D. Julián Fortea Selví, muerto
gloriosamente en defensa de la Patria el 18 de septiembre de 1898, en las islas
Batanes (Filipinas), siendo Gobernador civil militar. 20 de septiembre de 1906,
siendo Alcalde D. Jacinto Pérez Martín.” En 1910 sus restos fueron trasladados
a España y enterrados en el Panteón de los Héroes. El Ayuntamiento de Teruel
acordó el 8 de abril de 1914 dar el nombre de calle Comandante Fortea a la de
la Enseñanza, colocándose el rótulo el 8 de abril de 1915; también le dedicó
una calle la ciudad de Madrid.
Estuvo casado
con Ascensión García Sanmartín, que al morir, en 1942, transmitió la pensión de
la Cruz a sus hijos Ángel, Julio, Luis, Milagros y Pilar.
Fuentes y bibl.:
Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, leg. F-1670.
J. L. Isabel
Sánchez, Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando. Infantería, t.
I, Madrid, Ministerio de Defensa, 2001.
José Luis Isabel Sánchez
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