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lunes, 27 de enero de 2014

Enero2014/Miscelánea. ¿DE QUIÉN ES LA BANDERA?

Benito-pintor acaba de terminar un encargo y se dispone a cobrar por su trabajo a Josep-Lluís Carod-Rovira.
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BANDERAS PARA PEDIR
Un observador imparcial que vea, que a nuestra edad (histórica) todavía discutimos por banderas, símbolos, pegatinas, estrellas, etc., etc., podría pensar que no hemos madurado lo suficiente como ciudadanos y que parecemos niños en un patio de colegio medieval (mi papa tiene un escudo con el señal real de Aragón). Cualquier persona sensata sabe que las banderas y los escudos no son más que una forma de representación que proviene de la Edad Media. Hoy día no podemos seguir remitiéndonos a estas cosas y abandonar el principal objetivo de nuestra sociedad cuál es, el desarrollo económico, social y cultural de las gentes. Es absurdo hacer una guerra, aunque sea dialéctica, de las Naranjas, de los Claveles, de las Investiduras… como las que se hicieron reales a lo largo de la historia. Pero lo cierto es que una bandera o un símbolo nacionalista esconden unos intereses económicos. Se agitan banderas cuando se necesita dinero y se repliegan cuando se ha conseguido lo que se quiere. Llevamos con este vaivén mucho tiempo tanto, que sería estúpido no darnos cuenta. El nacionalismo catalán aparece y desaparece en función de las coyunturas económicas (Madrid nos roba). Creo que era el general Espartero quien señaló allá en el siglo XIX: “Para que España vaya bien, hay que bombardear Barcelona cada 20 años”. También Prim ( natural de Reus) la bombardeó (ver la Jamancia, sublevación de Prim contra Espartero en Miscelánea). Sea cierta o incierta la cita, literal o aproximada, señala la forma que ha tenido,  más que Cataluña, la burguesía barcelonesa de reclamar la atención de Madrid. Si la “bandera” supusiera inconvenientes nadie la querría, ahora..., si es para obtener beneficio y ventaja respecto a los demás, todos se abrazan a ella. Si la bandera fuera para quien la pagara, seguro que se quedaría huérfana. No la querrían: ni el Rosellón, ni la Cerdaña, ni Cataluña, ni Aragón, ni Valencia, ni Mallorca. ¡Pedir, he aquí el gran deporte de los españoles! En esto..., ¡qué iguales somos todos! 
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Batalla de Rocroi, de Augusto Ferrer-Dalmau
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Primera Guerra Carlista, de Augusto Ferrer-Dalmau.
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Carga de la caballería en Marruecos, obra de Augusto Ferrer-Dalmau.
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