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martes, 12 de febrero de 2013

Febreo2013/Miscelánea. SAN JULIÁN, EL HOSPITAL Y EL LADRILLAZO


SAN JULIÁN, RABAL, POMECIA Y OLLERÍAS DEL CALVARIO
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LAS ARCILLAS
José Antonio Labordeta

Estas arcillas viejas,
estas arcillas pobres,
sólo crean miseria,
sólo producen hambre.
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Desde el mirador de la Estación de Autobuses, en la Ronda, puede divisarse la panorámica de este conjunto de viviendas ubicadas en la Rambla de San Julián y barrancos circundantes. Es un barrio que creció entorno a los arcillares de la Rambla y en total anarquía. El conjunto del caserío tiene su límite hacia el naciente en los cortados que quedan de las viejas explotaciones de arcillas y en el muro que representa la llamada Vía Perimetral de Barrios. Desde este nuevo eje de comunicaciones y a la altura de Los Monotes (restos de explotaciones de arcillas) quieren hacer la salida hacia el futuro Hospital de Teruel. La nueva vía de comunicación con El Planizar (antiguo vivero forestal del Estado , donde irá ubicado el nuevo hospital), tiene que salvar un collado bajo el cual discurre la traída de aguas de la Peña el Macho (La Mina de la Caguera) que hiciera Pierres Vedel en el siglo XVI y que está declarada BIC (Bien de Interés Cultural).
La descabellada idea del equipo municipal de la alcaldesa Lucía Gómez, colocando en lugar tan inapropiado el nuevo hospital ha hecho que todas las miradas se fijen en estos barrios. Que el despreciado barrio de los gitanos sea ahora terreno codiciado para la construcción y que menudeen las actuaciones municipales tratando de crear parques y zonas ajardinadas que den atractivo a esta hondonada. También se ha gastado millón y medio de euros (aprox.) en un ascensor que te sube desde la Cuesta de la Jardinera a la estación de autobuses, en un santiamén. El olvidado y menospreciado barrio de San Julián es ahora objeto de la mayor atención. También y bajo el viaducto nuevo, en lo que fuera Asilo de Ancianos, se piensa instalar el nuevo conservatorio de Música de Teruel. Paralelamente, se planifica el Centro de Interpretación de la Cerámica de Teruel en los viejos alfares de los Górriz. Darles un aire nuevo a estos destartalados barrios e intentar seguir con el negocio de ladrillo, es el objetivo.
Al otro lado de la rambla de río Seco, entre la masada Roya, la Huerta Nueva y Los Baños de la Huerta Nueva, un grupo de empresarios han comprado unos terrenos con el fin de ofrecer una alternativa más plausible a los próximos usuarios y trabajadores del Hospital. Esta nueva actuación, en este tramo virgen del río Alfambra, dará al traste con un espacio natural preservado, inopinadamente, a través de los siglos. Paradójicamente para esta agresión a un espacio natural virgen, no se ha montado ninguna de esas “mareas verdes o pardas” ni plataformas de esas que ya tiene el río en su tramo más alto (Aguilar)  y a las que tan a  menudo  estamos acostumbrados. Réquiem, pues, por la Huerta Nueva.
 Todas estas actuaciones y planificaciones vienen retrasándose porque estamos en crisis y, porque los accesos al hospital están sin hacer. A estas alturas el beneficio especulativo  está perdido, en gran parte, debido a la crisis del ladrillo y porque la construcción de un hospital nuevo, que tampoco era necesario, se está larvando en el tiempo. Se trataba de evitar la crisis del ladrillo por parte de los que dicen combatirla y una excusa perfecta es un hospital, que como todo el mundo sabe, crea en su entorno un área residencial. Estrategia tan clara no podía fallar, dos hospitales: uno para Teruel y otro para Alcañiz y la provincia estaba salvada. Además de la ganancia urbanística, a los partidos que hicieran los hospitales les iban a llover los votos. Todo un negocio redondo.

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Viejo asilo de San José, fachada modernista.
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Cerro de los Alcaldes y arcillares.
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Panorámica del barrio de San Julián.
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Torre del nuevo ascensor.
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Accesos al ascensor desde la Ronda.
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