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viernes, 15 de febrero de 2013

Febrero2013/Miscelánea.CAMPAMENTO ALMOGÁVAR

EL JOVEN REY JAIME I
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Si sorprendente es la Historia de Los Amantes de Teruel (1217), no menos lo es la de el rey Pedro II a quien, ciertamente, acompañó Juan Martínez de Marcilla en la batalla de Muret, en defensa de los Cátaros y donde falleció el gran monarca aragonés. Cuentan las viejas crónicas que Jaime nació en Montpellier el 1 de febrero de 1208. Su concepción se debió a circunstancias, rocambolescas. Relatan  que el rey Pedro II se había casado solamente por intereses dinásticos, con María de Montpellier, pero que no amaba a su esposa. Por ello los nobles le tendieron una trampa amorosa: “Prendado como  andaba de una noble dama, se le hizo creer que ésta consentía a sus deseos aunque de forma secreta, por lo que, de noche y a oscuras, entró en la cámara real, ante testigos, la supuesta dama no era otra sino la reina. De esta unión nacería el futuro Jaime I.”
A los 9 años de edad lo tenemos visitando la villa de Teruel a la que acudiría en numerosas ocasiones a lo largo de su vida. Desde Teruel, por el eje que lleva hasta el Mediterráneo, sacaban del Sistema Ibérico toda la lana, que era la mayor riqueza de estas tierras. Esta ruta o camino es conocido como Camino de los Pilones o Ruta de la Lana y fue la base de la conquista de Valencia. Los Almogávares, esos soldados intrépidos e incondicionales que se hicieron famosos en todo el Mediterráneo, ya lo esperaban en Teruel. Su campamento, intramuros de la villa, era un problema constante para los laboriosos vecinos de la Comunidad. Sin embargo, los soportaban a duras penas  sabiendo el aprecio que les tenía el monarca por su arrojo en el combate. Despreciaba la vida y eran borrachos y pendencieros. Por el contrario, eran fieles a sus mujeres y sólo en contadas ocasiones tras la conquista de una importante villa, sucumbían al encanto de las nativas. Varias decenas de estos soldados de fortuna habían marchado con Juan Martínez de Marcilla y se les esperaba de inmediato. Ellos serían quienes de una forma fehaciente certificarían la muerte del Marcilla.
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