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martes, 16 de diciembre de 2025

Diciembre2025/Miscelánea. EL ÁRBOL DE NAVIDAD DE LA PLAZA DEL TORICO

EL ANIMISMO

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Antes de que aparecieran las religiones que ahora conocemos, existieron, de forma primigenia, las religiones animistas. Si observamos detenidamente veremos que todavía perviven algunos rasgos de las mismas ocultos en ritos y tradiciones cristianas. En la provincia de Teruel son evidentes las hogueras, cuyo mecanismo se basaba en dar calor para despertar a la Tierra y que las plantas vuelvan a vegetar y la vida a florece. De la misma manera golpeaban el suelo con los pies o con palos que posteriormente se transformaros en pieles de animales en forma de tambores despiertan a la Tierra. Ese sonido era una llamada a ese espíritu oculto dentro de la Tierra. Otro elemento que ha llegado hasta nuestros días es el Mayo. Se trata de un árbol (en Castielfabib son dos) de considerables proporciones que se planta en la plaza del pueblo, funciona como un falo y fecunda a la tierra. Otros rituales tenían como objeto propiciar la lluvia o la protección de los animales a través de romerías potenciadoras de la fertilidad tanto animal como humana (ver Yerma de García Lorca).

 Rogativas, romerías, esconjuros... son ritos primigenio de un hombre ligado estrechamente el medio en el que vive.

Para comprender la relación del hombre con la naturaleza, con el medio natural que compartía de tu a tu con vegetales y animales, veamos, por ejemplo, como se domesticó el lobo. El lobo “comprendió” que, aproximándose al hombre, tenía comida asegurada, se aprovechaba de los desechos de comida de éste (véase la relación del pastor actual y su perro). Ahí aparece el perro, que no es otra cosa, que un lobo domesticado. De la misma manera, el hombre para tener la comida asegurada, solamente tenía que seguir a los animales en sus migraciones. Con el tiempo, al domesticar a los animales, la migraciones las controla el hombre, por eso aparecen los encierros (San Fermín es el más famoso pero no el único) que es la forma de concentrar a los animales antes de la trashumancia. Con la llegada del otoño (ver frías de Albarracín en Kalathos) el hombre recogía a los animales e iniciaba la trashumancia. Es el hombre el que aprende de los instintos del animal. Comprender como un animal (una grulla, hoy) recorre miles de kilómetros cada año por puro instinto es difícil de explicar.

En otro orden de cosas pero también procedentes del animismo tenemos el santuario de Peñalba de Villastar que reunía las romerías de su entorno. Hoy día, es la Fuensanta de Villel, quien que cumple el mismo papel.

La característica fundamental del rito es que siempre o casi siempre se consigue lo que se pide o persigue. Todas las primaveras volvía a renacer la vida, sin que nunca fallase. En este sentido el rito de la misa es idéntico. Siempre que se consagra, Dios baja en forma del cuerpo y la sangre de Cristo.

Las religiones animistas creen que todo en la naturaleza (animales, plantas, rocas, ríos, astros) posee un alma o espíritu, no solo los humanos, creando una visión del mundo poblada por conciencias y fuerzas espirituales activas que interactúan con las personas. Estas creencias promueven una conexión profunda y respetuosa con el entorno, utilizando rituales, magia, amuletos y tabúes para comunicarse, apaciguar o protegerse de espíritus buenos y malos, siendo un rasgo fundamental de muchas culturas indígenas y un componente presente en diversas religiones como el sintoísmo o el vudú.

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