PUIGDEMONT LA NOCHE DEL 30 DE
SEPTIEMBRE
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Puedo escribir los versos más tristes
esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La cosa está
jodida.»
El viento de la noche gira en el
cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes
esta noche.
Quise la independencia, y a veces
ella también me quiso.
En las noches como ésta la soñé entre mis brazos.
La voté tantas veces bajo el cielo
infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la
quería.
Cómo no haber amado sus grandes urnas
blancas.
Puedo escribir los versos más tristes
esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la
he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin
ella.
Y el verso cae al alma como al pasto
el rocío.
Qué importa que mi afán no pudiera
ganarla.
La noche está estrellada y ella no
está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos Madrid canta.
A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla
perdido.
Como para acercarla mi mirada la
busca.
Mi corazón la busca, y ella no está
conmigo.
La misma noche que hace blanquear los
mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no
somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero
cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar
su oído.
De otro. Será de otro. Como antes fue
de mis votos.
Su voz, su esencia clara. Su estelada
infinita.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal
vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo
el olvido.
Porque en noches como ésta la voté
con mis manos,
Mi alma no se contenta con haberla
perdido.
Aunque éste sea el último dolor que
ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que
yo le escribo.
(Versionando a Neruda)