USED
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(Ya estamos todos)
Como todas las mañanas, la señora de
la casas de los Lozano, reunía en su puerta a todos los pobres de la localidad.
Tras un rato de espera salía a la puerta y
preguntaba: “Ya estamos todos”. Volvía a entrar y volvía a salía de nuevo con unos panes de
pintera en un cesto y un cuchillo en la mano. Tomando un pan iba cortando
rebanadas según el caso y circunstancias de cada pobre de la localidad. En esas
estaba, en aquella mañana de primavera, cuando a la fonda del lugar llegó la
diligencia. No le dio importancia a acto tan cotidiano y siguió con sus pobres.
Sin embargo, aquel día sería de notable transcendencia para todo el pueblo. De
la diligencia que provenía de Madrid, sacaron a una dama en volandas y la
subieron a una de las habitaciones de dicha fonda. La dama, que pertenecía la alta nobleza, había caído
enferma durante el ajetreado viaje. Hasta su lecho acudieron todas las gentes
del pueblo y todos se desvivieron porque estuviera lo mejor atendida posible.
Tal fue el trato que recibió la dama del pueblo de Used que, una vez sanada,
prometió construir un palacio en dicho lugar para residir, siquiera fuera, temporalmente. La dama marchó pero no olvidó lo sucedido y pronto vieron como
comenzaban las obras en una explanada a las afueras del lugar. Sin embargo,
dada su precaria salud, la noble señora murió y sus descendientes dejaron el
palacio en estado de obras. De ahí el nombre de la plaza: Plaza de la Obra.
Desde aquel tiempo hasta la fecha ha
permanecido prácticamente en ruinas. Solamente se ha aposentado una familia adaptando parte de tan suntuosa obra al uso cotidiano de sus gentes.
Sin embargo, el palacio, como en el
cuento, espera dormido la mano que sepa volverlo a la vida y darle la grandeza
que muestran sus desgastadas piedras.
Palacio de Used
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