LA ENVIDIA Y LA CARIDAD
…yo soy un Fraile Francisco, y por consiguiente ni puedo ni tengo que
darles; pero si pudiera tener, sería muy limosnero…
(Fray Pedro Selleras)
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Buscamos en el diccionario el significado de
estas dos palabras: envidia y caridad.
Envidiar.- 1. tr. Tener envidia,
dolerse del bien ajeno.2. tr. Desear, apetecer algo que tienen otros.
Caridad.- 1. f. En la religión
cristiana, una de las tres virtudes teologales, que consiste en amar a Dios
sobre todas las cosas, y al prójimo como a nosotros mismos. 2. f. Virtud
cristiana opuesta a la envidia y a la animadversión.
Para los cristianos la envidia es un
pecado y la caridad, una virtud. Pero yendo tan unidas dudo que la caridad,
muchas veces, sea una virtud.
LA ENVIDIA
La envidia, se ha dicho muchas veces,
que es el pecado capital de los españoles. Está extendida como una plaga por
toda la geografía española. La envidia se manifiesta contra el rico, contra el
que triunfa, contra el que adquiere mérito por medios propios o ajenos. Contra el
que tiene cualidades propias o adquiridas con su esfuerzo. La envidia es como
la hoz del monje Ramiro I de Aragón: “corta las coles que sobresalgan”. La
envidia saca lo peor de nosotros mismos y tiene frases lapidarias que así lo
manifiestan. Hay una frase acuñada en Zaragoza que refleja esta desazón ante el
que triunfa: LO TUYO MAÑO, FLOJICO, FLOJICO. Tiene además, este defecto (o pecado),
una proyección nacida del mal entendido (o comprendido) sentido de la solidaridad
o más bien del socialismo como ideología. Aupada por el principio de que todos
debemos ser iguales, se manifiesta en todo su esplendor y en todas las clases
sociales. Todos debemos ser iguales ante la Ley, sí; pero todos debemos ser diferentes
como ciudadanos y seres humanos (no máquinas). Esto no lo entiende el español que dice profesar el socialismo.
LA CARIDAD
Envidiamos al que se compra una casa
de muchos millones. Ahora bien, si se le incendia, acudimos prestos a
socorrerle. Esta perversa actitud no es de verdadera caridad sino que es, la cara
perversa de la envidia. Por fin lo tenemos donde queríamos.
La caridad se ha cultivado
profusamente en España. Y, hay un reguero de ejemplos que se manifiestan en
determinadas conductas que han llegado hasta nuestros días. La caridad la ha combatido
sin éxito el socialismo señalando: contra la caridad, la justicia social. Pero
en un país como España no podía triunfar esta doctrina. Nos alegramos
profundamente del que ha caído en la desgracia, en la enfermedad o en la
miseria. Y, no digamos, en los sepelios.
La Iglesia y la nobleza en los días
de fiesta se aprestaban (se regodeaban) en hacer caridad. Bien es sabido que un día de caridad
al año no resuelve el problema del pobre pero limpia la conciencia del rico. En
el programa de fiesta de Teruel del año 1902 se establecía que, aquellos que lo
fueran, debían de “acreditarse de pobres” para recibir, ese día, una limosna
patrocinada por el Obispado y en Concejo.
Para Reyes, San Valero, San Blas,
Pascua Florida, fiestas mayores, etc, etc. es costumbre, todavía, el roscón con
dos huevos. Este roscón representa la caridad que se hacía ese día con los
pobres: un pan y dos huevos era comida excepcional en el pasado, hoy es, una
reminiscencia que nadie asocia con la caridad.
Apliquemos estos conceptos a el
incendio de Valencia: Envidia porque los afectados habían comprado pisos de
lujo. Caridad (sin medida) porque han caído del pedestal, porque se han quedado
sin nada. Todo ello cuando la caridad no es necesaria puesto que las
instituciones les han provisto de todo lo necesario (hay justicia social).
Envidia y caridad dos conceptos que
usamos hasta para votar. Manifiesta es la alegría que nos invade cuando encontramos un ministro (un Ábalos) corrupto.
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