Como figura de gran relevancia en Roma, Francisco Peña, aparece aquí retratado con todos sus atributos. Su escudo heráldico se prodiga por todos los puntos de la cabecera de la iglesia. Los avatares de la historia han hecho de Villarroya de los Pinares lo que hoy es. El tiempo pasa y deja sus huellas. Unas veces creando, otras veces, destruyendo. En definitiva, dejando su poso cultural.
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Esta puerta y hornacina que dan a la actual carretera tuvieron en su origen prolongándose hacia delante, un balcón. Lugar previsto por Peña para presidir las procesiones. El balcón hacia ángulo y fue derribado porque molestaba al transporte de camiones.
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En la puerta del lado de la Epistola hay una inscripción (1459) que bien pudiera corresponder al año de construcción del tramo gótico de la iglesia. Por esta majestuosa puerta entraban los hombres a la iglesia y se colocaban en el lado del Evangelio. Sin embargo, las mujeres, entraban por una puerta trasera y más discreta, situándose en los bancos del lado de la Epístola.
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Vidriera, moderna, con la imagen de la Virgen de la Asunción
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Linterna barroca sobre una capilla gótica. La decoración conchiforme es semejante a la capilla de la Virgen del Pilar situada en frente.
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También se asegura que la torre exenta de Villarroya de los Pinares fue mandada construir por Peña.
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Siempre es una buena fuente de información la del viajero Antonio Ponz
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