Piedra del altar de la iglesia de
Encinacorba
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EL ARA
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El sacrificio de seres humanos a los
dioses parece ser práctica habitual en las antiguas religiones. Particularmente
niños y doncellas eran agradables a los ojos de esos dioses. Tenemos noticias
de estas prácticas en pueblos y culturas que van de Escandinavia, pasando por
los celtas hasta los cartagineses. Pero, es con lo cananeos con lo que se pone
de manifiesto de forma más explícita en nuestra cultura bíblica. Los judíos, de
origen oriental, chocan con esta práctica cananea de ofrecer el primogénito a
los dioses. De ahí viene el episodio de Abraham y su hijo Isaac. En la Biblia
se denuncia esta práctica y se sustituye al ser humano por un animal, un
cordero. Sin embargo, rasgos de esta práctica quedaron incrustados en la
cultura Judeo-cristiana de forma tan evidente como la primogenitura y las primicias,
es decir, los primeros frutos del campo o del ganado eran ofrecidos /
sacrificados a los dioses (diezmos y primicias).
Hoy nos puede parecer una barbaridad,
sin embargo, esta práctica tiene que ver mucho con la monogamia. Es decir, una
práctica (especialización) que favorece el desarrollo de hijos más sanos y
fuertes. Al desarrollarse la monogamia y por lo tanto tener solamente una mujer
para procrear podía producirse el fenómeno de la infertilidad. De ahí que el
primer hijo es, prueba primera de una sucesión indeterminada de hijos en la
pareja, y por ello se ofrecía a los dioses, en forma de gratitud, sacrificando
en el ara al primero.
Menos problemática es la definición
del ARA o piedra, sobre la que se realizaba el sacrificio. Rastro de estos
altares los encontramos con relativa abundancia. Ya en la actualidad, el ARA o
piedra sobre la que realiza el sacerdote el sacrificio de la misa es
minuciosamente seleccionada y fue objeto de atención en el último Concilio
Vaticano II. Ahora, el sacrificio incruento, se realiza de cara al pueblo de
dios. En la fotografía vemos la piedra del altar de la iglesia de Encinacorba.
Dicha piedra se encontraba situada en el suelo a la entrada del templo. Cuando
se cambió el lugar del altar se sacó de su primitiva posición (a la entrada del
templo) y ahora sirve de ara.
Otra de las curiosidades de la
iglesia de Encinacorba es una cripta que se encontraba bajo la capilla de la
Virgen del Rosario. Allí había (y están todavía) un buen número de freires
sanjuanistas enterrados con su hábito, pero mosén Ernesto Valenzuela al hacerse
obras de remodelación, mandó cubrirlos
de cemento.