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domingo, 26 de junio de 2016

Junio2016/Miscelánea. TODO EL PODER PARA EL PUEBLO

¿CÓMO SE OBTIENE EL PODER?
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La historia relata quién (persona o grupo social) tiene el poder en cada momento. La historia se divide en Edades y en cada una de ella se determina quién tiene el poder. Los señores feudales (Edad Media), la monarquía absoluta (Edad Moderna) y finalmente, con la Revolución Francesa se inicia la Edad Contemporánea. Se guillotina al rey y el poder (antes divino) pasa al pueblo. Primero la burguesía, luego el proletariado, ocasionalmente el anarquismo (Comuna de París y Comunas Anarcosindicalistas del Aragón Oriental). Dictadores de uno u otro signo… Pero siempre hay una constante, no hay escrúpulos a la hora de conseguir el poder: guerra, traición, veneno, revolución y, finalmente… democracia. Hitler obtuvo el poder democráticamente. Hugo Chavez dio un golpe de estado pero, luego, obtuvo el poder de forma democrática. En general, la izquierda gusta más del proceso revolucionario coincidente con el movimiento romántico que anunciará Goethe. Las revoluciones románticas tratan de arrasar con el pasado para dar paso a una nueva era, totalmente renovada y limpia. Se trata de escribir una nueva página de la historia en un folio inmaculado (pero tinto en sangre).
El problema es que las ideologías, así como tratan de dirigirnos a un fin concreto: el cielo unas veces o el paraíso en la tierra en otro. Nunca han señalado explícitamente que métodos son ilegítimos para alcanzar el poder. La legitimidad nos la da el sentido común, pero... ¿quién hace caso a ese señor?
Un punto de inflexión nos lo dio Gandhi al señalar que el camino es la paz. La paz y el método democrático son las dos piezas fundamentales. Pero sobre todo la ética es la que nos dará la legitimidad.
Por ejemplo, mucha gente de izquierda se asombra cuando le dices que la Segunda República Española fue ilegítima. Sin embargo, si entiende clarísimamente, que la dictadura de Franco fue ilegítima, y todo porque la fuerza, la violencia, es un factor más explícito. Pero a estas alturas el lector ya habrá adivinado que la historia tiene su propia dinámica. Sin la sangrienta y terrorífica revolución Francesa, seguramente, aún seguiríamos bajo la Monarquía Absoluta. Una monarquía que hoy se nos antoja totalmente contraria a la ética.
Por todo ello, a estas alturas de la historia debe quedar bien sentado que la democracia y la no violencia son esenciales para validar éticamente a quien o quienes detenta el poder.
En la actualidad han desaparecido básicamente las dictaduras de derechas. Sin embargo, todavía hay anquilosadas en algunas partes del planeta dictaduras de izquierda. Todo lo dicho si posicionamos a los musulmanes en la izquierda, al ser anticapitalistas y "amigos" de las corrientes políticas de izquierdas. Esto se observa en el silencio acusador que practican los partidos progresistas con el trato que dan los musulmanes a las mujeres…. ¡Y aquí, callan!
A estas alturas del siglo XXI tenemos claro que el poder determina nuestras vidas y debemos, también, tener claro cuáles son los caminos para conseguirlo “LEGÍTIMAMENTE”.
En España este capítulo todavía no está resuelto completamente y deberíamos atender en su justa medida los “ESCÁNDALOS” que se promueven en la prensa a cuatro días de las elecciones con el objeto de provocar un vuelco electoral. Esperemos que el ciudadano sepa valorar con equidad estas maniobras, torticeras y poco éticas.
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