Ocho de los diez túneles del Caminreal se encuentran en el término municipal de Encinacorba
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LOS TÚNELES Y ADIF
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En el año 1908 iban a comenzar las
obras del túnel ferroviario del Somport. Francia y España, para tan magna obra
(7.874 metros de túnel), hicieron un concurso para ver que empresa era la más viable y
competente para ejecutar la obra. De todas las que se presentaron, la que
llevaba un presupuesto más económico era una aragonesa, formada, por dos
hermanos. Convocados ambos mañicos a las
Oficinas Centrales de los Chemins de Fer franceses, se les solicitó información
sobre su proyecto y la razón de que fuera tan económico. Uno de los hermanos
señaló rotundo. El presupuesto es tan bajo, porque el túnel lo hacemos entre
los dos. ¿Y cómo? inquirió el gabacho. Muy fácil, dijo el aragonés rascándose “lo
tozuelo”. Mi hermanico empieza a escavar por Francia y yo lo hago por España.
De modo que cuando nos encontremos el túnel estará acabado… Se hizo el silencio
en la sala… Allí había algo que no cuadraba. Por fin, el gabacho, cucando el
ojo al resto del tribunal examinador hizo la pregunta del millón: ¿Y, si usted
y su mañico no llegan a encontrase…? Raudo respondió el aragonés. Entonces,
entonces…. Tienen ustedes dos túneles por el mismo precio. ¡M´has matao!, dijo
el gabacho, dejando caer la cabeza hacia su tozuelo.
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Al igual que en el chiste maño, ADIF
argumenta sobre el galibo de los túneles de la vía Sagunto Zaragoza con el fin
de colocar la catenaria: “O bajaremos la vía o ampliaremos el túnel”.
Nada que objetar, pero.. ¿Para eso necesitan 18 meses (año y medio) de estudios…?
Simplemente, cuando una obra no se quiere hacer o se piensa dilatar en el tiempo
se convocan estudios. Luego, vendrá otra tanda de papeleos y el expediente
dormirá meses y meses en los cajones de los jefes de departamento.
De los 10 túneles que hay en la vía
entre Teruel y Zaragoza, ocho están en el término municipal de Encinacorba.
Algunos de ellos de muy corta longitud. De tal manera que podrían abrirse y
dejarlos en formato trinchera. Pero aquí, lo que se ve, es que se va con “malagana”.
Las pequeñas obras se dilatan en el tiempo. El apartadero de Cariñena lleva días,
también, en modo descanso. En fin. ¡Qué la cosa no marcha!
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