Una estampa que ya nunca se verá, pues ya no se puede escalar la columna. El PSOE lo prohibió al declarar El Torico, bien inmaterial.
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El Torico en toda su historia ha tenido dos momentos dramáticos. El primero en la pasada Guerra Civil (36-39) cuando los republicanos lo dañaron y dejaron en su cuerpo la huella de las esquirlas de la metralla en la toma de Teruel. Este episodio no hay que tenerlo en cuenta porque lo hicieron las izquierdas (jaja)... El segundo episodio, el que tratamos ahora, tuvo lugar el 19 de junio del año 2022 (gobernaba la derecha en el ayuntamiento). Lleva ya tres años de "hospitalización" una vez que cayó en manos de Redón (ya jubilado), a la sazón director del Museo Provincial. Tras la caída, la directora general de patrimonio del Gobierno de Aragón declaró al Torico "bien inmaterial". Razón por la cual hay que ponerle el pañuelo con una grúa aunque el que figura en el pedestal sea una copia... De ahí que el cartel vaquillero de este año sea un a anacronismo que nos revierta a otras épocas...
Una vez restaurado el Torico original... ¿Dónde ponerlo? Lo más acertado sería en el Museo de la Ciudad, si Teruel tuviese tal museo, como lo tienen otras capitales de provincia en España. Pero, en estas circunstancias la mejor decisión es llevarlo al Museo Provincial. Por varias razones. Primera, porque será cuidado con criterios técnicos propios de la museología. Segunda, por el horario de visitas, adecuado a los turistas y al público en general. La otra opción, la de colocarlo en el ayuntamiento tiene las razones contrarias: no hay criterio museístico y el ayuntamiento tiene horario de funcionarios. Los fines de semana cierra, por las tardes cierra...
Cuando determinadas personas a las que se les supone solvencia se pronuncian en contra del criterio del ayuntamiento, lo hacen en esta ocasión, por su afinidad ideológica y no por criterios técnicos y prácticos (que se les supone tienen).
El Torico es un "tótem". Tiene escaso valor artístico, pero lo tiene histórico, simbólico y emocional. Por eso el PSOE ha querido hacer de este accidente, desde el principio, una causa política, al igual que con San Francisco 21.