NUESTRO TREN
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Corría el, 15 de enero del año 1901, cuando Domingo Gascón y Guimbao saca a la
calle el último número de Miscelánea Turolense.
El periódico, había nacido de forma altruista un, 10 de marzo de 1891, y
con este número 23, pone fin a su trayectoria. Fueron 10 años de un trabajo
constante que pusieron a la provincia de Teruel en disposición de iniciar un
despegue económico y social que luego, por diversas causas, llegaría a frustrarse.
Domingo Gascón es nuestro Joaquín Costa particular, nuestro regeneracionista y,
también, el “PADRE” de la provincia de Teruel. Basta con acercase a las páginas de la Miscelánea
de Gascón para comprender lo que más arriba se señala.
Gascón y Guimbao en este último
número hace un repaso de la situación de los ferrocarriles en la provincia de
Teruel. De los ferrocarriles de la provincia de Teruel en esas fechas, hemos
destacado la parte correspondiente al Central de Aragón, ferrocarril que nace
con la muerte de Miscelánea y cuya pervivencia, hoy día, preocupa mucho a todos
los turolense. Gascón con acertado y fino juicio critica la manera de construir
el ferrocarril y la (corrupción) reinante en aquella época (no muy distinta a la actual).
Un dato que puede pasar desapercibido,
pero que es de suma importancia es el de “bajar el ferrocarril a la huerta”. No
da nombres pero la triquiñuela tuvo serias consecuencias. En esencia se trata
de que, la empresa Belga, se alía a los intereses locales para obtener el máximo
beneficio de la obra. La estación y las eras de vías del ferrocarril en Teruel eran
huertas propiedad de conde de la Florida. El conde, decide donarlas a la ciudad
para establecer allí la estación de tren. Pero el verdadero objetivo fue evitar
la construcción de costosos viaductos y puentes. Esta fatal actuación dio como
consecuencia la creación del puerto de ferrocarril (convencional, no minero)
con más pendiente de España: EL PUERTO DEL ESCANDÓN.
Cuando don Ramón de la Sota y Aznar
quiere bajar el hierro de Ojos Negros al mar, para venderlo a los ingleses, se
da cuenta del sobrecoste que le produce el trazado. Es entonces cuando se dice
que no se ponen de acuerdo en el precio al discrepar el coste de transporte en
un céntimo por tonelada. Pero la cosa va más allá y don Ramón de la Sota
construye otro ferrocarril, ahora de vía métrica, variando el trazado y llevándolo
por los Baños de la Huerta Nueva. De esa forma gana en altura y ataca en mejores
condiciones el puerto de Escandón. Sí, me dirán algunos pero, qué pasa entre
Jérica y Barracas. Para don Ramón esto no es un problema pues, sus trenes,
volvían de vacío del Puerto de Sagunto.
Así, por razón de las cosas mal hechas,
para unir dos puntos se hicieron dos ferrocarriles. También, por esta razón (la
de las cosas mal hechas) hubo que hacer, veinte años después, la famosa
escalinata pues estaba previsto que el tren llegara a la muela donde se asienta
Teruel.
Teruel, como bien se ve, arrastra un
problema que nace en 1901 y nace de la corrupción. No es el único, ni mucho
menos. La Ciudad Escolar que promoviera el ministro catalán Cruz Martínez Esteruelas
en los años 70 del siglo pasado, todavía no ha sido totalmente acondicionada y
será, cuando se terminen las obras para trasladar el colegio Anejas, cuando se
cierre el círculo.
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